Las Metáforas Estructurales: ¿Cómo Moldean Nuestra Realidad?

18/08/2021

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Cuando pensamos en una metáfora, nuestra mente suele evocar imágenes poéticas o figuras retóricas complejas que adornan el lenguaje, transformando frases comunes en expresiones de belleza o ingenio. La escuela nos enseñó que son meros "adornos del habla", herramientas literarias para embellecer un texto o hacer una comparación vívida. Sin embargo, esta visión es, según los lingüistas George Lakoff y Mark Johnson, profundamente limitada y engañosa. En su influyente obra "Metaphors We Live By" (Metáforas de la vida cotidiana), estos autores revolucionaron la comprensión de las metáforas, argumentando que no son simplemente características del lenguaje, sino que son fundamentales para la forma en que pensamos, sentimos y experimentamos el mundo. Para Lakoff y Johnson, junto con otros investigadores como Lea Povozhaev, la metáfora es una herramienta omnipresente en nuestra vida diaria, no solo en el lenguaje, sino también como un medio esencial para dar forma a nuestros pensamientos y emociones más profundos. Es a través de estas estructuras cognitivas que entendemos y damos sentido a nuestras acciones, ideas y sentimientos, revelando una capa de significado mucho más profunda de lo que la retórica tradicional nos había permitido ver. Se trata de un marco conceptual que subyace a gran parte de nuestra cognición.

¿Cuál es una metáfora de tu vida?
Un viaje es una metáfora común de la vida, ya que nos recuerda que el destino no es nuestra única meta. Como en cualquier viaje, hay momentos en que el camino es recto y momentos en que es sinuoso.
Índice de Contenido

Las Metáforas Conceptuales: Un Vistazo General

Lakoff y Johnson categorizan las metáforas conceptuales en tres tipos principales: estructurales, orientacionales y ontológicas. Cada una de estas categorías nos ofrece una lente distinta a través de la cual procesamos y organizamos la información de nuestro entorno. Las metáforas conceptuales no son meras comparaciones; son marcos mentales que nos permiten entender un concepto (el "dominio meta") en términos de otro (el "dominio fuente"). Por ejemplo, cuando decimos "el tiempo es dinero", estamos utilizando el concepto de "dinero" (un recurso cuantificable, gastable, ahorrable) para estructurar nuestra comprensión del "tiempo". Esta no es solo una forma de hablar, sino una forma de pensar sobre el tiempo mismo, influenciando cómo lo valoramos y cómo lo utilizamos en nuestra vida diaria.

Este enfoque radicalmente diferente nos obliga a reconsiderar la relación entre lenguaje, pensamiento y realidad. Las metáforas no son solo palabras; son la infraestructura cognitiva que sustenta gran parte de nuestra comprensión del mundo. Son tan fundamentales que a menudo las usamos sin darnos cuenta, asumiéndolas como verdades literales en lugar de construcciones figurativas.

Las Metáforas Estructurales: Cuando un Concepto Modela Otro

De los tres tipos de metáforas conceptuales identificadas por Lakoff y Johnson, las metáforas estructurales son quizás las más directamente relacionadas con la forma en que construimos significado. Como señala Povozhaev, una metáfora estructural implica que "un concepto es estructurado por otro". Esto significa que tomamos la estructura y las relaciones de un dominio de experiencia que ya entendemos bien (el dominio fuente) y las proyectamos sobre un dominio menos comprendido o más abstracto (el dominio meta).

Un ejemplo clásico de metáfora estructural es "EL DEBATE ES UNA GUERRA". En esta metáfora, el concepto de "debate" (el dominio meta) se entiende y se organiza en términos del concepto de "guerra" (el dominio fuente). Pensemos en cómo hablamos de los debates: "atacamos" los argumentos de los oponentes, "defendemos" nuestras posiciones, "ganamos" o "perdemos" una discusión, utilizamos "estrategias" argumentativas, incluso podemos "disparar" una pregunta. Todas estas expresiones derivan del dominio de la guerra y se aplican al debate. La estructura de la guerra (bandos opuestos, estrategias, ataques, defensas, victoria/derrota) se mapea directamente sobre la estructura del debate.

Lo crucial aquí es que esta metáfora no solo nos da una forma de hablar sobre los debates; influye en cómo los percibimos y participamos en ellos. Si un debate es una guerra, entonces el objetivo es la victoria, y los oponentes son enemigos a los que hay que derrotar. Esto puede llevar a una comunicación menos colaborativa y más confrontacional. La metáfora moldea nuestra experiencia.

La Dinámica de 'Resaltar y Ocultar' en las Metáforas Estructurales

Aunque las metáforas estructurales son increíblemente útiles para darnos un marco de comprensión, también tienen una característica inherente que Lakoff y Johnson denominan "resaltar y ocultar". Cuando aplicamos una metáfora estructural, inevitablemente enfocamos nuestra atención en ciertos aspectos del dominio fuente que son relevantes para el dominio meta, mientras que, al mismo tiempo, dejamos de lado o "ocultamos" otros aspectos que podrían no ser tan pertinentes o incluso ser contraproducentes para nuestra comprensión. Esto nos permite un "entendimiento enfocado por medio de implicaciones compartidas", pero también significa que solo entendemos "la mitad de lo que se está diciendo" o, más precisamente, solo una faceta de la realidad.

Volviendo a "EL DEBATE ES UNA GUERRA": esta metáfora resalta la confrontación, la estrategia y la victoria/derrota. Nos permite entender el debate como un enfrentamiento competitivo. Sin embargo, ¿qué oculta? Oculta aspectos del debate que podrían ser colaborativos, como la búsqueda de la verdad, el entendimiento mutuo, la construcción de consenso o la exploración conjunta de ideas. Si el debate se entiende solo como una guerra, se pierde la posibilidad de verlo como un intercambio constructivo de ideas o una negociación. La metáfora dirige nuestra atención, pero también nos ciega a otras posibilidades.

Otro ejemplo podría ser "EL AMOR ES UN VIAJE". Esta metáfora resalta el progreso, los obstáculos en el camino, los compañeros de viaje, las paradas y los destinos. Se enfoca en la idea de avanzar juntos, superar desafíos y llegar a algún lugar. Pero, ¿qué oculta? Podría ocultar aspectos del amor que son estáticos, como la comodidad de la rutina, la belleza del presente sin un destino fijo, o la idea del amor como un refugio. La elección de esta metáfora nos lleva a esperar un movimiento y un desarrollo constante, y podríamos sentirnos insatisfechos si la relación se estanca o simplemente "es".

La capacidad de resaltar y ocultar es crucial porque demuestra que las metáforas no son neutrales. Son poderosas herramientas cognitivas que dan forma a nuestra percepción de la realidad, guiándonos hacia ciertas interpretaciones y alejándonos de otras. Comprender este mecanismo nos permite ser más conscientes de cómo las metáforas que usamos (y que nos usan) influyen en nuestra forma de pensar y actuar.

Comparación: Metáforas Estructurales vs. Orientacionales y Ontológicas

Para apreciar plenamente la singularidad de las metáforas estructurales, es útil contrastarlas con los otros dos tipos identificados por Lakoff y Johnson: las metáforas orientacionales y las metáforas ontológicas. Aunque todas son "conceptuales" y moldean nuestro pensamiento, operan de maneras distintas.

Metáforas Orientacionales

A diferencia de las estructurales, que organizan un concepto en términos de otro, las metáforas orientacionales "organizan un sistema completo de conceptos con respecto a otro". Estas metáforas suelen basarse en nuestra orientación física en el espacio: arriba/abajo, dentro/fuera, adelante/atrás, profundo/superficial. Povozhaev señala que estas metáforas "sugieren mucho sobre las expectativas culturales, valores y normas... y su orientación física y corporal en el mundo".

¿Qué es una metáfora de George Lakoff y Mark Johnson?
Metáforas de la vida cotidiana es un libro de George Lakoff y Mark Johnson publicado en 1980. El libro sugiere que la metáfora es una herramienta que permite a las personas utilizar lo que saben sobre sus experiencias físicas y sociales directas para comprender cosas más abstractas como el trabajo, el tiempo, la actividad mental y los sentimientos .

Ejemplos comunes incluyen: "FELIZ ES ARRIBA" ("estar de subidón", "levantar el ánimo", "estar por las nubes") y "TRISTE ES ABAJO" ("estar de bajón", "caer en depresión", "sentirse hundido"). Nuestra experiencia corporal de la gravedad y la postura erguida (asociada con la vitalidad) frente a la caída o el encorvamiento (asociado con la enfermedad o la tristeza) da origen a estas metáforas. No hay un mapeo de un concepto complejo a otro, sino una correlación sistemática entre un estado emocional/conceptual y una orientación espacial.

Metáforas Ontológicas

Las metáforas ontológicas, por su parte, nos ayudan a "entender nuestra experiencia en términos de objetos y sustancias", lo que nos permite "seleccionar partes de nuestra experiencia y tratarlas como entidades discretas o sustancias de un tipo uniforme". Básicamente, estas metáforas cosifican o personifican conceptos abstractos para hacerlos más manejables y comprensibles.

Un ejemplo es cuando hablamos de "LA INFLACIÓN ES UN MONSTRUO" o "EL CÁNCER ES UN ENEMIGO". Al tratar la inflación o el cáncer como una entidad (un monstruo o un enemigo), podemos "categorizarlos, agruparlos y cuantificarlos, y, por este medio, razonar con ellos". Esto nos permite hablar de "combatir la inflación" o "luchar contra el cáncer", dándonos una sensación de control y una estrategia para abordarlos, aunque sean conceptos abstractos o procesos biológicos. La personificación es una forma muy común de metáfora ontológica, como cuando decimos "la economía está enferma" o "la justicia es ciega".

Para una mejor comprensión de las diferencias, la siguiente tabla comparativa resume las características clave de cada tipo de metáfora conceptual:

CaracterísticaMetáfora EstructuralMetáfora OrientacionalMetáfora Ontológica
Mecanismo PrincipalUn concepto (dominio fuente)
estructura otro (dominio meta)
Organización de conceptos
basada en la orientación espacial
Comprender experiencias
como objetos o entidades
Función PrincipalProporcionar un marco
detallado de comprensión
Relacionar conceptos
con valores y estados físicos
Permitir categorización,
cuantificación y razonamiento
Base CognitivaMapeo de relaciones y
propiedades de un dominio a otro
Experiencias físicas
corporales y culturales
La capacidad de percibir
y manipular objetos discretos
Ejemplos Clave"EL DEBATE ES UNA GUERRA"
"EL TIEMPO ES DINERO"
"FELIZ ES ARRIBA"
"TRISTE ES ABAJO"
"MÁS ES ARRIBA"
"LA INFLACIÓN ES UN MONSTRUO"
"LA MENTE ES UN CONTENEDOR"
Efecto SecundarioResaltar y ocultar
ciertos aspectos
Reflejar y reforzar
valores culturales
Cosificar lo abstracto
para facilitar su manejo

Implicaciones de las Metáforas Estructurales en la Vida Cotidiana

La omnipresencia de las metáforas estructurales significa que tienen un impacto profundo y a menudo invisible en nuestra vida diaria. No son solo herramientas lingüísticas; son lentes a través de las cuales vemos y actuamos en el mundo. Sus implicaciones se extienden a casi todos los dominios:

  • Comunicación y Persuasión: Quien elige la metáfora en una discusión, a menudo controla el marco de la conversación. En política, si un problema social se enmarca como "una enfermedad" (metáfora estructural), la solución propuesta será "medicinal" (reformas, programas de tratamiento). Si se enmarca como "una guerra", la solución será "militar" (ataques, estrategias de contención). Los publicistas y políticos son maestros en el uso de metáforas estructurales para influir en la opinión pública.
  • Toma de Decisiones: Nuestras decisiones se ven afectadas por las metáforas que usamos. Si vemos una empresa como "un organismo vivo" (metáfora estructural), nuestras decisiones sobre su gestión podrían inclinarse hacia el "crecimiento orgánico", la "salud" de la cultura empresarial o la "adaptación" al entorno. Si la vemos como "una máquina", buscaremos la "eficiencia", la "optimización de procesos" y la "reparación de fallos".
  • Educación y Aprendizaje: Las metáforas son cruciales para la enseñanza de conceptos complejos. Por ejemplo, "LA MENTE ES UN ORDENADOR" es una metáfora estructural que ayuda a entender el procesamiento de información, la memoria y el almacenamiento de datos en el cerebro. Sin embargo, también oculta la complejidad emocional y creativa de la mente humana.
  • Relaciones Personales: Las metáforas que usamos para describir nuestras relaciones ("EL AMOR ES UN JUEGO", "EL MATRIMONIO ES UNA INSTITUCIÓN", "LA AMISTAD ES UN PUENTE") moldean nuestras expectativas y comportamientos dentro de ellas. Si el amor es un juego, podríamos estar más inclinados a la manipulación o a buscar la "victoria". Si es un puente, nos enfocaremos en la conexión y el mantenimiento.
  • Percepción de Problemas Sociales: La forma en que las sociedades enmarcan problemas como la pobreza, la inmigración o el crimen a menudo se basa en metáforas estructurales. Si la pobreza es "un pozo sin fondo", la intervención puede parecer inútil. Si es "una barrera que impide el progreso", la solución será construir "escaleras" o "puentes".

La clave es reconocer que estas metáforas no son solo formas de hablar, sino formas de pensar que tienen consecuencias reales en cómo entendemos los problemas y, por ende, en cómo intentamos resolverlos. La elección de una metáfora puede determinar la dirección de un debate, la política de un gobierno o el éxito de una relación.

Preguntas Frecuentes sobre las Metáforas Estructurales

¿Son las metáforas estructurales conscientes o inconscientes?

En su mayoría, las metáforas estructurales operan a un nivel profundamente inconsciente. Las usamos y nos influyen sin que seamos plenamente conscientes de ello. Lakoff y Johnson argumentan que son parte de nuestro sistema conceptual fundamental. Solo a través de un análisis cuidadoso, como el que ellos proponen, podemos desvelar su presencia y comprender su impacto. Una vez que nos volvemos conscientes de ellas, podemos empezar a elegir nuestras metáforas de manera más deliberada y, potencialmente, cambiar nuestra forma de ver el mundo.

¿Cómo podemos identificar una metáfora estructural en el habla diaria?

Identificar una metáfora estructural implica buscar patrones de lenguaje donde un dominio de la experiencia se describe sistemáticamente en términos de otro. Por ejemplo, si escuchas múltiples expresiones relacionadas con "batallas", "estrategias", "ganar" o "perder" aplicadas a un "debate", es una fuerte indicación de la metáfora estructural "EL DEBATE ES UNA GUERRA". Presta atención a los verbos, sustantivos y adjetivos que provienen de un dominio (el fuente) y se aplican consistentemente a otro (el meta). La clave no es una sola palabra, sino todo un conjunto de expresiones relacionadas.

¿Pueden las metáforas estructurales ser engañosas o limitantes?

Absolutamente. Aunque son herramientas cognitivas poderosas, su mecanismo de "resaltar y ocultar" significa que inherentemente presentan una visión parcial de la realidad. Pueden dirigir nuestra atención hacia ciertos aspectos mientras nos ciegan a otros igualmente importantes. Por ejemplo, si siempre pensamos en "LA VIDA ES UNA CARRERA", podríamos enfocarnos en la competencia y el rendimiento, ocultando la colaboración, el disfrute del proceso o la diversidad de caminos. Esto puede llevar a juicios erróneos o a la adopción de estrategias ineficaces porque la metáfora elegida limita nuestra perspectiva.

¿Cómo se relacionan las metáforas estructurales con la cultura?

Las metáforas estructurales están profundamente arraigadas en la cultura y son, en gran medida, específicas de ella. Las experiencias compartidas, los valores y las formas de interacción social dentro de una cultura dan forma a las metáforas que sus hablantes utilizan. Por ejemplo, la metáfora "EL TIEMPO ES DINERO" es predominante en culturas occidentales capitalistas, donde el tiempo es un recurso valioso y escaso que puede "invertirse" o "gastarse". En otras culturas, el tiempo podría ser visto como cíclico o abundante, generando metáforas completamente diferentes. Comprender las metáforas estructurales de una cultura es clave para entender su cosmovisión.

¿Es posible cambiar nuestras metáforas estructurales?

Cambiar una metáfora estructural profundamente arraigada es un desafío, ya que son parte de nuestra cognición fundamental. Sin embargo, no es imposible. El primer paso es la conciencia: reconocer las metáforas que usamos y cómo nos influyen. Una vez que somos conscientes, podemos buscar activamente metáforas alternativas que ofrezcan una perspectiva más completa o más constructiva. Por ejemplo, en lugar de "EL DEBATE ES UNA GUERRA", podríamos adoptar "EL DEBATE ES UNA CONSTRUCCIÓN" o "EL DEBATE ES UN JARDÍN", lo que fomentaría una comunicación más colaborativa y menos confrontacional. Este proceso requiere esfuerzo deliberado, pero puede llevar a un pensamiento más flexible y adaptativo.

Conclusión

La revolucionaria perspectiva de George Lakoff y Mark Johnson nos invita a ir más allá de la concepción superficial de la metáfora como un mero adorno lingüístico. Nos han revelado que las metáforas, y en particular las metáforas estructurales, son los cimientos mismos de nuestro sistema conceptual. Son los andamios sobre los cuales construimos nuestra comprensión de la realidad, permitiéndonos dar sentido a lo abstracto y complejo al enmarcarlo en términos de lo concreto y familiar. Al mismo tiempo, su mecanismo inherente de "resaltar y ocultar" nos recuerda la importancia de la conciencia crítica. Cada metáfora que empleamos, o que nos es impuesta, ilumina un camino mientras oscurece otro, moldeando sutilmente nuestras percepciones, decisiones y la forma en que interactuamos con el mundo. Comprender este poder es el primer paso para dominar nuestro propio pensamiento y, en última instancia, para comunicarnos de manera más efectiva y empática. Al reconocer cómo estas estructuras invisibles operan en nuestro día a día, nos empoderamos para elegir conscientemente los marcos que mejor nos sirvan para comprender y transformar nuestra realidad.

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