30/08/2022
El Cantar de mío Cid no es solo una obra maestra de la literatura medieval española, sino también un fascinante estudio de las diversas formas de expresión que un autor, o en este caso, un conjunto de juglares, pueden emplear para dar vida a una historia. Este poema épico, que narra las peripecias de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, se distingue por una riqueza de recursos literarios, estructurales y lingüísticos que lo elevan por encima de otras obras de su tiempo. Adentrémonos en el universo de su voz narrativa para comprender cómo se construye su magistral relato y por qué sigue resonando en nuestros días.

- La Trama como Metáfora del Honor Recuperado
- El Cantar como "Caso Jurídico": Un Reflejo de su Tiempo
- Fuerza y Sabiduría: La Caracterización del Héroe
- La Métrica y el Ritmo del Verso Épico
- El Sistema Formular y los Epítetos Épicos
- Técnicas Narrativas: Un Tejido Complejo
- La Voz del Narrador y la Caracterización de Personajes
- Descripciones y su Función Simbólica
- El Lenguaje Culto y los Juegos de Palabras
- El Cantar y los Juglares: La Expresión Oral
- Preguntas Frecuentes sobre las Formas de Expresión del Cantar de mío Cid
La Trama como Metáfora del Honor Recuperado
La estructura argumental del Cantar de mío Cid es un testimonio de su ingenio narrativo. Lejos de ser una simple sucesión de eventos, el poema se articula en torno a un concepto central: la recuperación del honor del héroe. Este honor se despliega en dos dimensiones complementarias: la pública, perdida por el destierro injusto, y la privada, ultrajada por la afrenta de Corpes. La genialidad radica en la "trayectoria en W" que sigue el argumento, un doble ciclo de descenso y ascenso.
Imaginemos una montaña rusa emocional: el Cid es desterrado, su honra pública cae en picado; luego, tras sus hazañas militares y la conquista de Valencia, su prestigio se eleva, logrando la reconciliación con el rey Alfonso. Pero la calma es efímera, y su honor privado sufre un nuevo golpe con la afrenta a sus hijas, marcando un segundo descenso. Sin embargo, a través de un proceso legal y judicial, el Cid no solo restaura el honor de sus hijas, sino que lo eleva a un nivel superior, emparentándolas con príncipes. Esta estructura no solo dota al Cantar de una cohesión interna formidable, sino que también subraya la tenacidad y la resiliencia del héroe, quien, con esfuerzo y mérito personal, logra no solo volver al punto de partida, sino superarlo con creces.
Esta doble trama está íntimamente ligada: las victorias que propician la reconciliación real son las mismas que, paradójicamente, inspiran los matrimonios iniciales que llevarán a la deshonra. Incluso los calumniadores originales del Cid reciben su castigo al final, demostrando la complejidad y la interconexión de los conflictos, creando un argumento único, aunque intrincado.
El Cantar como "Caso Jurídico": Un Reflejo de su Tiempo
Una de las formas de expresión más singulares del Cantar de mío Cid es su profunda conexión con el derecho coetáneo. La obra se desarrolla como un verdadero "caso jurídico" medieval. El destierro inicial del Cid, por ejemplo, se enmarca en la figura de la ira regis, una institución legal que implicaba la ruptura del vínculo vasallático. El poema, sin embargo, la presenta bajo una luz negativa, mostrando la indefensión del reo ante las calumnias y la arbitrariedad de un proceso donde al Cid se le confiscan bienes (propio de traición, no de calumnia) y se le da un plazo inusualmente corto para abandonar el reino.
Frente a la posibilidad de la rebelión, común en la épica francesa, el Cid castellano opta por acatar la ley y ganarse de nuevo el favor real mediante servicios y el envío de una parte del botín al rey, una práctica que concuerda con los fueros de la época. Esta lealtad inquebrantable, incluso en la adversidad, es una poderosa declaración sobre la justicia y la fidelidad. La insistencia en el reparto correcto del botín entre sus hombres, la posibilidad de que los peones se conviertan en caballeros villanos, y las severas penas por deserción, todo ello refleja las regulaciones legales de la frontera y la baja nobleza.
Pero donde el componente jurídico alcanza su máxima expresión es en la resolución de la afrenta de Corpes. En lugar de una venganza privada y sangrienta, el Cid recurre al riepto o desafío, un procedimiento legal regulado para dirimir ofensas entre hidalgos. Las cortes del reino se reúnen, el Cid acusa, se lanzan desafíos y se celebran lides judiciales. La victoria de los hombres del Cid sin derramamiento de sangre masivo, siguiendo los usos más avanzados del derecho, no solo reivindica su honor, sino que también exalta un modelo de justicia y civilidad, donde la ley prevalece sobre la barbarie. El Cantar, por tanto, no solo narra una historia, sino que también es un espejo de las prácticas legales y la búsqueda de equidad de su tiempo.
Fuerza y Sabiduría: La Caracterización del Héroe
La forma en que se construye el personaje del Cid es otra clave de su expresión. El héroe encarna la dicotomía clásica de sapientia et fortitudo (sabiduría y fuerza). Su mesura, un tipo de sabiduría mundana que se traduce en ponderación, sagacidad y prudencia, es evidente desde el inicio. En lugar de maldecir a sus enemigos, el Cid agradece a Dios las pruebas, viendo en el exilio no solo una condena, sino también una oportunidad. Esta capacidad de planificación, de tratar compasivamente a los vencidos y de gobernar con sabiduría, demuestra una inteligencia práctica que va más allá de la fuerza bruta.
La fortitudo, por su parte, no es solo fuerza física en la batalla, sino también una inquebrantable fuerza de voluntad y capacidad de actuación. Gracias a ella, el Cid supera la amargura de la partida y emprende una imparable ascensión. Esta virtud se manifiesta tanto en la guerra, con sus proezas bélicas, como en la paz, al buscar una reivindicación pública a través de la ley. La combinación de estas dos cualidades lo convierte en un modelo heroico, no basado en la nobleza de sangre (como sus adversarios), sino en el mérito personal y el esfuerzo, valores propios de la baja nobleza y los hombres de la frontera.
El contraste con los Infantes de Carrión es evidente: mientras el Cid y sus hombres se forjan en la batalla y la lealtad, los Infantes, orgullosos de su linaje, son retratados como cobardes, interesados y falsos. Esta contraposición ideológica, entre la vieja aristocracia y los "hombres de la frontera", es una forma sutil pero efectiva de expresar los valores sociales propugnados por el poema.
La Métrica y el Ritmo del Verso Épico
El sistema métrico del Cantar de mío Cid es fundamental para su expresión oral y su musicalidad. Se basa en versos largos, con una cesura o pausa interna que divide cada verso en dos hemistiquios. Aunque la longitud de los versos y hemistiquios es irregular (oscilando entre 9 y 20 sílabas), la verdadera base de su prosodia radica en el ritmo acentual, es decir, en la presencia de acentos tónicos que actúan como apoyos rítmicos. Esta flexibilidad, lejos de ser un defecto, le otorga una naturalidad y adaptabilidad que facilitaba su recitación.
El otro pilar es la rima asonante. A diferencia de la rima consonante, solo coinciden las vocales a partir de la última vocal acentuada. Por ejemplo, "carta" rima con "sellada". Esta rima, menos restrictiva que la consonante, permitía al poeta mayor libertad expresiva sin sacrificar la musicalidad. Varios versos con la misma rima forman una tirada o estrofa, de extensión irregular y con unidad temática. El cambio de rima y de tirada no obedece a leyes fijas, sino que marca el cierre de un aspecto narrativo, el cambio de escenario, la delimitación de intervenciones de personajes o el desarrollo de una batalla, guiando al oyente a través del relato.
| Elemento Métrico | Descripción | Función Expresiva |
|---|---|---|
| Versos Largos | Con cesura (pausa interna) que divide en dos hemistiquios. | Fluidez narrativa, adaptabilidad a la recitación oral. |
| Longitud Irregular | Hemistiquios de 9 a 20 sílabas. | Prioriza el ritmo acentual sobre el conteo silábico, naturalidad. |
| Rima Asonante | Coincidencia de vocales a partir de la última sílaba acentuada. | Musicalidad constante, mayor libertad para el juglar. |
| Tiradas o Estrofas | Conjunto de versos con la misma rima, de extensión irregular. | Delimitación temática y episódica, organización narrativa. |
El Sistema Formular y los Epítetos Épicos
El sistema formular es una característica distintiva de la épica oral, y el Cantar de mío Cid lo emplea con maestría. Consiste en el uso reiterado de frases hechas bajo ciertas condiciones métricas, que llenan un hemistiquio y, a menudo, proporcionan la palabra en rima. Un ejemplo es "mio vassallo de pro". Cuando la expresión varía ligeramente pero mantiene su equivalencia, se denomina locución formular, como "a la Figueruela mio Cid iva posar" y "a la Sierra de Miedes ellos ivan posar".
Este sistema no es un mero recurso mecánico; cumple funciones estilísticas y prácticas. Para el poeta, facilita la composición y la obtención de la rima. Para la constitución del texto, aporta armonía o contraste tonal. Y para la recepción oral, ayuda al juglar a memorizar y al auditorio a comprender, aumentando la redundancia y satisfaciendo un gusto estético por la reiteración de temas de forma similar.
Vinculados a este sistema están los epítetos épicos. Son expresiones más o menos fijas que califican o designan a un personaje, siempre de forma positiva. El Cid recibe la mayor variedad, como "el Campeador contado" o "la barba vellida". Destaca el epíteto astrológico, "el que en buen ora nasco" o "el que en buen ora cinxo espada", que alude a un destino favorable. Otros personajes cercanos también los reciben, como Jimena, "muger ondrada", o Álvar Fáñez, "el bueno de Minaya". Estos epítetos no solo caracterizan, sino que también enfatizan las virtudes y el estatus de los héroes, creando un vínculo emocional con el público.
Técnicas Narrativas: Un Tejido Complejo
El Cantar de mío Cid utiliza una variedad de técnicas narrativas que enriquecen su expresión. La "composición por tema" implica la adopción de una estructura semejante al abordar episodios similares, como las embajadas que el Cid envía al rey, que siguen siete momentos definidos. La narración es mayormente secuencial y cronológica, pero el poema a veces rompe esta linealidad.

- In medias res: El poema no comienza desde el inicio absoluto de la historia (el cobro de tributos que llevó al destierro), sino "en medio del asunto", cuando el Cid ya recibe la orden de exilio. Los antecedentes se refieren luego mediante una retrospección, generando intriga.
- Elipsis narrativas: Se omiten momentos que se dan por sobrentendidos, como el cumplimiento de encargos del Cid que no se narran explícitamente pero se confirman después.
- Sucesos simultáneos y entrelazamiento: Para narrar acciones que ocurren al mismo tiempo, el poema recurre a la alternancia o entrelazamiento, refiriendo en tramos sucesivos lo que en realidad sucede en paralelo, marcando las transiciones. Ejemplos incluyen la conquista de Castejón y la incursión de Minaya, o las preparaciones del rey y el Cid para la reconciliación.
- Narración doble: Se refiere a contar los mismos sucesos dos veces. La retrospectiva recapitula lo narrado justo antes, como en los "versos de encadenamiento" que recuerdan el final de la estrofa precedente. La prospectiva narra un episodio hasta cierto punto, avanza y luego retoma esos últimos sucesos con más detalle o desde un punto de vista complementario, como en las "series gemelas" o en el perdón real del Tajo, que se narra hasta tres veces, amplificando diferentes aspectos.
Estas técnicas, aunque a veces puedan desorientar al lector moderno acostumbrado a una linealidad estricta, eran recursos sofisticados que mantenían la atención del auditorio medieval y permitían al juglar manejar la información de forma dinámica y emotiva.
La Voz del Narrador y la Caracterización de Personajes
El narrador del Cantar de mío Cid es omnisciente, lo que significa que conoce todos los sucesos y pensamientos, controlando la totalidad del relato. No adopta la perspectiva de un testigo, sino que proporciona una información general e ilimitada. Esta omnisciencia permite el uso de la ironía dramática, donde el público conoce más que los personajes (como los planes de los infantes de Carrión), generando tensión. Sin embargo, el narrador no rehúye el humorismo, presente en escenas como la de las arcas de arena o la huida del león.
La voz narrativa no es neutral; se muestra siempre favorable al héroe, calificando a los adversarios del Cid con términos como "follón" o "malos". Esta complicidad con el héroe se expresa también mediante exclamaciones que invitan al auditorio a compartir el júbilo o la indignación. Incluso rompe la tercera persona para dirigirse directamente al público en segunda persona o presentarse en primera, buscando una mayor cercanía y participación emocional.
En cuanto a la caracterización de los personajes, el narrador rara vez revela directamente sus pensamientos (poca introspección) o realiza descripciones morales explícitas (etopeya), aunque los epítetos épicos ya sugieren sus cualidades. La caracterización se basa fundamentalmente en las acciones y palabras de los personajes. La alta proporción de diálogo es notable, y aunque no hay una individualización lingüística (todos hablan de forma similar al narrador, salvo excepciones como el juramento del rey Alfonso o el trato de "tú" de los musulmanes), lo que distingue a cada figura es el contenido de lo que dice, sus actitudes, intenciones y deseos.
Los personajes son predominantemente positivos o negativos, pero con matices. El conde de Barcelona es fanfarrón, pero valiente; los infantes de Carrión, cobardes y falsos; Garcí Ordóñez, envidioso. La evolución de los personajes también es una forma de expresión: la relación del Cid con sus yernos pasa de la desconfianza al apego y al rechazo absoluto. El rey Alfonso, por su parte, evoluciona de la ira al profundo afecto y admiración por el Cid. El propio Cid es un personaje multifacético, capaz de mostrar dolor, alegría, decisión, duda e incluso un sentido del humor, rasgos que lo humanizan y lo hacen más cercano al público.
| Personaje | Rasgos Característicos | Actitud del Narrador / Cid |
|---|---|---|
| Cid Campeador | Mesura (sabiduría), Fortitudo (fuerza, voluntad), Lealtad, Sentido del honor, Buen padre, Generoso, Humano. | Siempre favorable, lo exalta. |
| Rey Alfonso | Inicialmente iracundo e injusto, luego justo y admirador del Cid. | Evoluciona de la crítica implícita a la admiración. |
| Infantes de Carrión | Cobardes, Interesados, Falsos, Orgullosos de linaje pero sin méritos propios. | Negativa, los califica de "malos" y "canes traidores". |
| Conde García Ordóñez | Calumniador, Envidioso, Orgulloso, Desprecia al Cid. | Negativa, lo retrata como burlado y deshonrado. |
| Álvar Fáñez | Leal, Valiente, Lugarteniente de confianza. | Positiva, "el bueno de Minaya", "mio diestro braço". |
Descripciones y su Función Simbólica
El Cantar de mío Cid es notable por su parquedad descriptiva. Las descripciones físicas son escasas y rara vez completas. Por ejemplo, de las hijas del Cid solo se mencionan sus "ojos vellidos" y que son "tan blancas commo el sol", una comparación formulada que también se aplica a objetos. Del Cid, su "frondosa barba" es el rasgo más distintivo, simbolizando su honor y la lealtad a su juramento. El contraste con la barba desigual de Garcí Ordóñez, mesada por el Cid, es un potente símbolo de la diferencia en sus respectivos honores.
Las descripciones, aunque pocas, siempre tienen una misión y no son meramente ornamentales. Cuando se describe un objeto, suele ser para realzarlo y a su poseedor. Los "buenos cavallos" o las "buenas vestiduras" son expresiones formuladas que transmiten calidad sin detalles específicos. Sin embargo, en ocasiones se ofrecen datos más concretos, como el oro en las espadas, para provocar un efecto deseado. Las descripciones suntuarias, como la indumentaria del Cid para las Cortes, buscan generar admiración y respeto.
La funcionalidad de las descripciones también se logra mediante el uso de paralelismos y contrastes. Por ejemplo, el encuentro del Cid con el rey en el Tajo, con sus tres momentos (postrarse y besar los pies, arrodillarse y besar las manos, levantarse y besar la boca), reproduce simbólicamente la trayectoria del Cid en el destierro: abatimiento inicial, victorias, y consecución de un señorío propio que lo pone casi a la par del rey. De manera similar, el contraste entre las puertas abiertas de Vivar (abandono) y las cerradas de Burgos (desamparo), y luego las abiertas del monasterio (hospitalidad), refuerza el simbolismo del exilio.
La entrada de los infantes de Carrión, con sus detalles que recuerdan a los usureros, no es casual; ambas parejas pretenden aprovecharse del Cid, subrayando el tema de la envidia y el parasitismo frente al esfuerzo y la solidaridad que el poema exalta. Estos juegos de semejanzas y contrastes son una constante estilística que contribuye a la coherencia y el perfecto ensamblaje de la obra.
El Lenguaje Culto y los Juegos de Palabras
El Cantar de mío Cid emplea un lenguaje que, aunque oral, busca cierta solemnidad. El "estilo sublime o grave" se consigue con un tono arcaico y el uso de cultismos derivados del latín eclesiástico o judicial, como criminal (calumnia) o riepto (acusación formal y desafío judicial). El poema también destaca por su abundante y correcto empleo de terminología legal y bélica, lo que le confiere autenticidad y precisión.
Un rasgo distintivo es el uso de "parejas de sinónimos" (ej. "a rey e a señor") y "parejas inclusivas" (ej. "grandes e chicos", "moros e cristianos"), expresiones que, aunque poéticas, tienen una raíz jurídica en la búsqueda de máxima precisión y exhaustividad. Las "frases físicas", que expresan el órgano que realiza la acción ("plorando de los ojos"), dotan al texto de un énfasis gestual que pudo ser reforzado por la mímica del juglar.
La entonación es otro elemento clave de su expresión. El uso retórico de exclamaciones e interrogaciones por parte del narrador y los personajes, junto al grito de guerra ("¡Mafómat!" vs. "¡Santi Yagüe!"), añaden dramatismo y vivacidad. Las preguntas retóricas del Cid en las cortes de Toledo son un ejemplo patético de su maestría oratoria y su capacidad para conmover al auditorio.
El Cantar y los Juglares: La Expresión Oral
La forma de expresión del Cantar de mío Cid está intrínsecamente ligada a su difusión oral a través de los juglares. Aunque el manuscrito sugiere que a veces se leía en voz alta, lo más común era que se recitara de memoria y salmodiado con algún tipo de música. Los juglares actuaban tanto en público (calles, plazas, fiestas locales) como en privado (bodas, banquetes familiares).
La extensión del Cantar hacía difícil su ejecución completa de una sola vez; probablemente se recitaban secciones (los tres cantares) o episodios sueltos, quizás los más populares. La interpretación juglaresca, aunque se cree que era bastante hierática (limitada por el uso de instrumentos musicales que requerían ambas manos), no restaba expresividad a una obra que ya de por sí era plástica y emotiva. El éxito del Cantar fue notable y duradero, consolidando la figura literaria del Cid y convirtiéndose en el primer gran clásico de la literatura española, un testimonio de la fuerza de su singular forma de expresión.
Preguntas Frecuentes sobre las Formas de Expresión del Cantar de mío Cid
- ¿Cuál es el tema central que organiza la trama del Cantar de mío Cid?
- El tema central es la recuperación del honor del héroe, que se manifiesta en dos dimensiones: la pública (pérdida por el destierro y recuperación con hazañas) y la privada (pérdida por la afrenta de Corpes y recuperación judicial).
- ¿Cómo influye el derecho medieval en la narrativa del Cantar?
- El Cantar se estructura como un "caso jurídico". El destierro se enmarca en la ira regis, y la resolución de la afrenta de Corpes se lleva a cabo a través del riepto o desafío legal, reflejando las prácticas jurídicas de la época y la preferencia por la ley sobre la venganza sangrienta.
- ¿Qué significa que el Cid encarna la "sapientia et fortitudo"?
- Significa que el Cid es un héroe que combina la sabiduría (mesura, prudencia, sagacidad) con la fuerza (capacidad militar, fuerza de voluntad, autoridad). Estas cualidades lo distinguen y lo elevan por encima de sus adversarios.
- ¿Cómo es la métrica del Cantar de mío Cid?
- Se basa en versos largos con una cesura (pausa interna) que los divide en dos hemistiquios. Utiliza la rima asonante y los versos, aunque de longitud irregular, se organizan en tiradas o estrofas, que suelen tener unidad temática.
- ¿Qué son los epítetos épicos y cuál es su función?
- Son expresiones fijas que califican positivamente a los personajes, especialmente al Cid ("el que en buen ora nasco", "la barba vellida"). Su función es caracterizar, exaltar las virtudes del héroe y sus allegados, y crear un vínculo con el auditorio.
- ¿Qué papel jugaban los juglares en la difusión del Cantar?
- Los juglares eran los encargados de recitar o cantar el poema de memoria, tanto en público como en privado. Su actuación, aunque quizás hierática, era fundamental para la transmisión oral de la obra, y el sistema formular facilitaba su memorización y la comprensión del público.
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