¿Qué significa sumergirse en las aguas?

La Metáfora de la Marea: Flujos del Destino

14/05/2008

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Desde tiempos inmemoriales, la marea ha sido un enigma y una fuerza majestuosa que ha cautivado la imaginación humana. Su incesante avance y retroceso, su capacidad de transformar paisajes y dictar el ritmo de la vida costera, la han convertido en una de las metáforas más potentes y recurrentes en la literatura, el folclore y el lenguaje cotidiano. Más allá de su manifestación física, la marea es un espejo del alma, un reflejo de los ciclos de la vida, el destino, la fortuna y las emociones humanas.

¿Cuando la marea frase?
Cuando la marea es Alta y Baja siempre estas ahi.

Explorar la metáfora de la marea es adentrarse en la psique colectiva, desentrañando cómo este fenómeno natural nos ayuda a comprender lo efímero y lo eterno, lo que asciende y lo que declina. Acompáñanos en este viaje a través de las corrientes simbólicas de la marea, desde sus raíces en antiguas creencias hasta su compleja manifestación en obras literarias que han marcado épocas.

Índice de Contenido

La Marea como Símbolo Universal de Cambio

La esencia de la metáfora de la marea reside en su inherente dinamismo. Representa el flujo y reflujo, el avance y el retroceso, el ascenso y la caída. Esta dualidad la convierte en un símbolo extraordinariamente versátil para describir cualquier proceso que implique un cambio significativo. En el lenguaje común, hablamos de la “marea de la opinión pública”, la “marea de la fortuna” o incluso la “marea del crimen”, para referirnos a tendencias que crecen o disminuyen con el tiempo.

Incluso en ámbitos tan dispares como la economía, la política, la milicia o el deporte, la marea es una expresión habitual. Un cambio en la “marea económica” puede significar prosperidad o recesión, mientras que el “cambio de la marea” en una batalla o un partido deportivo puede indicar un giro decisivo en el resultado. La expresión es tan atractiva por su claridad visual y su innegable fuerza.

Quizás uno de los ejemplos más célebres de esta metáfora en la literatura occidental proviene de la pluma de William Shakespeare. En “Julio César”, Bruto pronuncia estas inmortales líneas que encapsulan la urgencia de aprovechar el momento oportuno:

“Hay una marea en los asuntos de los hombres
Que, tomada en su flujo, lleva a la fortuna;
Omitida, todo el viaje de su vida
Está atado a bajíos y miserias.
En tal mar completo estamos ahora a flote,
Y debemos tomar la corriente cuando sirva,
O perder nuestras empresas.”

Este pasaje subraya la idea de que la vida presenta ventanas de oportunidad que, como las mareas, deben ser aprovechadas en su momento álgido para alcanzar el éxito, o se corre el riesgo de quedar varado en la adversidad.

Mareas en la Literatura: Un Reflejo del Alma Humana

La literatura ha utilizado la marea no solo como una figura retórica, sino como un elemento estructural y temático clave, capaz de reflejar los estados psicológicos de los personajes y el propio curso de la narrativa. Desde los clásicos hasta las obras contemporáneas, la marea marca el tiempo, el espacio y la intensidad emocional.

Comienzos, Finales y Puntos de Inflexión

Autores como Joseph Conrad en “El corazón de las tinieblas” utilizan el flujo de la marea para enmarcar el inicio y el fin de sus relatos. La historia de Marlow comienza y termina con el giro de la marea en el estuario del Támesis, subrayando la naturaleza liminal de los espacios entre la tierra y el mar, y cómo estos momentos de transición pueden ser portales a profundas exploraciones psicológicas. Conrad, de hecho, tituló dos de sus colecciones de cuentos “Entre tierra y mar” y “Dentro de las mareas”, demostrando su fascinación por estos umbrales.

Otros novelas, como “El molino del Floss” de George Eliot, “La ensenada del francés” de Daphne du Maurier, “El mar, el mar” de Iris Murdoch, o “El mar” de John Banville, también abren o cierran sus narrativas con referencias a la marea. La pleamar y la bajamar se convierten en símbolos de inicios y culminaciones, marcadores temporales que anclan las historias humanas en los ritmos del mundo natural.

Clímax y Resolución

La marea, especialmente las mareas vivas, pueden servir como puntos álgidos en la trama, momentos psicogeográficos de clímax narrativo. En “Retrato del artista adolescente” de James Joyce, una escena crucial de liberación y autodescubrimiento se desarrolla en un paisaje mareal. La libertad y el movimiento del lugar, bañados por la marea, permiten que el protagonista experimente una epifanía profunda.

Similarmente, en “El mar” de John Banville, el trágico desenlace de la historia está vinculado a una marea excepcionalmente alta: “Partieron, los dioses, el día de la extraña marea. Toda la mañana bajo un cielo lechoso, las aguas de la bahía se hincharon y se hincharon, alcanzando alturas inauditas…” Por otro lado, en “La marea más alta” de Jim Lynch, una marea baja extrema revela un descubrimiento clave al inicio, y una marea alta inusual contribuye a la resolución optimista de varias líneas argumentales. La marea no es un mero telón de fondo; es un participante activo en el drama.

Tabla Comparativa: Simbolismo de la Marea en la Literatura y el Folclore

Aspecto de la MareaSimbolismo ComúnEjemplos Literarios / Folclóricos
Marea Creciente (Pleamar)Renovación, esperanza, ascenso, oportunidad, vida, prosperidad, plenitud.Joyce ("Retrato del artista"), Anne Brontë ("Agnes Grey"), creencias bretonas (cosecha, mantequilla), nacimiento en el folclore.
Marea Menguante (Bajamar)Pérdida, decadencia, muerte, amenaza, finitud, fracaso, desolación.Poema "La Vieja de Beara", Dickens ("David Copperfield"), Sylvia Plath ("Cazador de Mejillones"), muerte en el folclore.
Cambio de MareaTransición, punto de inflexión, decisión, liminalidad, un giro del destino.Joseph Conrad ("El corazón de las tinieblas"), Shakespeare (Bruto), Drácula cruzando el agua.
Marea Baja (Bajamar)Exposición de lo oculto, vulnerabilidad, aislamiento, desolación, un nuevo comienzo.Jim Lynch ("La marea más alta"), George Crabbes ("Peter Grimes"), limpieza de la playa.
Marea Alta (Pleamar)Plenitud, clímax, inundación, poder, culminación.John Banville ("El mar"), John Buchan ("Los 39 escalones"), momento de máxima influencia.

El Poder de la Marea en el Folclore y las Creencias Antiguas

Antes del entendimiento científico de la gravedad y su influencia en las mareas, este fenómeno era profundamente misterioso y, a menudo, atribuido a fuerzas divinas o mágicas. Las culturas antiguas, que observaban la conexión entre las fases lunares y las mareas, las integraron en sus mitos y creencias populares.

Mitos de Creación y Conexiones Cósmicas

Un notable ejemplo es el mito nórdico donde el dios Thor, engañado por el gigante Utgarda-Loki, intenta vaciar un cuerno conectado a los océanos. Aunque Thor no puede beber el cuerno, sus valientes esfuerzos provocan que los mares suban y bajen, creando así las mareas como un eco de su imposible tarea.

Sir James Frazer, en su monumental obra “La rama dorada”, documentó numerosas actitudes folclóricas hacia las mareas, revelando cómo las comunidades costeras veían una “sutil relación” entre sus flujos y la vida de hombres, animales y plantas. La marea creciente era un símbolo de exuberancia, prosperidad y vida, mientras que la marea menguante era un emblema de fracaso, debilidad y muerte. Los campesinos bretones, por ejemplo, creían que la siembra debía hacerse con la marea subiendo para asegurar el crecimiento, y que la mejor mantequilla se elaboraba cuando la marea comenzaba a subir.

La Marea como Dictadora de Vida y Muerte

Una creencia extendida era que nadie podía morir excepto durante la marea baja. Plinio y Filóstrato ya lo mencionaban, y esta idea persistió en partes de Europa. En la costa de Cantabria, se pensaba que las personas con enfermedades crónicas o agudas expiraban al momento de la marea baja. En Portugal, Gales y Bretaña, se creía que las personas nacían con la marea alta y morían con la marea baja. Esta creencia se infiltró en la literatura, como en la célebre escena de la muerte de Mr. Barkis en “David Copperfield” de Charles Dickens, un viejo marinero que “se va con la marea” cuando esta comienza a bajar.

¿Qué significa cuando alguien dice metafóricamente?
En sentido figurado, no literal . Metafóricamente, estamos en la cima del mundo por su éxito y esperamos con ansias su regreso. Como símbolo o emblema que representa algo más. En diversos contextos bíblicos, la sal se usa metafóricamente para significar permanencia, lealtad, valor y purificación.

Incluso Shakespeare hizo eco de esta creencia al describir la muerte de Falstaff: “justo entre las doce y la una, al giro de la marea”. Las tribus Haida de Norteamérica creían que los muertos eran llevados por canoas que llegaban con la marea creciente y partían con la marea menguante, llevando las almas al mundo de los espíritus. En Nueva Gales del Sur, los nativos enterraban a sus muertos solo con la marea alta, para evitar que el agua se llevara el alma a tierras lejanas.

El “agua floja” o “marea muerta” (slack water), el breve período de calma entre la marea alta y la baja, era vista como una laguna en el flujo del destino, un momento de pausa en el tiempo mismo. Se rumoreaba que incluso el famoso vampiro Drácula, en la novela de Bram Stoker, solo podía cruzar aguas corrientes durante este breve interludio.

La Marea: Entre la Renovación y la Desolación

Los paisajes mareales tienen una cualidad intrínseca que evoca sentimientos contradictorios, desde la euforia hasta el temor, lo cual se traduce directamente en su uso metafórico.

Renovación y Esperanza

El espacio intermareal ofrece una sensación palpable de novedad. Después de cada pleamar, las huellas, los castillos de arena y la basura de un día son borrados, dejando la playa prístina y renovada. Esta limpieza, y la conciencia de que el espacio fue brevemente acuático y no humano, puede generar una sensación de frescura, rejuvenecimiento y euforia. Anne Brontë captura esta sensación en “Agnes Grey”:

“Mis pasos fueron los primeros en pisar las arenas firmes e intactas; nada antes que yo las había pisado desde que la marea de la noche anterior había borrado las marcas más profundas del día anterior, dejándola limpia y lisa, excepto donde el agua menguante había dejado rastros de charcos con hoyuelos y pequeños arroyos. […] Refrescada, encantada, vigorizada, caminé, olvidando todas mis preocupaciones, sintiendo como si tuviera alas en mis pies […] y experimenté una sensación de euforia a la que había sido completamente ajena desde los días de mi primera juventud.”

Esta capacidad de la marea de “limpiar la pizarra” metafóricamente se asocia con nuevos comienzos y la posibilidad de dejar atrás el pasado. El lodo brillante del Támesis, descrito en “La boca del caballo” de Joyce Carey, se transforma en un banco de “oro de nueve quilates”, evocando una belleza inesperada y una alegría casi visceral.

Pérdida y Temor

Por otro lado, las áreas mareales pueden ser paisajes oscuros, incluso embrujados, amplificando estados psicológicos de angustia, amenaza y desolación. En el poema trágico “Peter Grimes” de George Crabbes, los pantanos mareales se convierten en un lugar de aislamiento y desesperación para el protagonista, donde la marea que se escurre lentamente refleja su propia alma atormentada.

Sylvia Plath, en poemas como “Cazador de Mejillones en Rock Harbour”, observa la tierra intermareal con una mirada melancólica, encontrando un espacio crudo y visceral, donde el fango y los restos marinos evocan una dura realidad. En novelas como “El enigma de las arenas” de Erskine Childers o “Los 39 escalones” de John Buchan, los paisajes mareales se utilizan para crear atmósferas de misterio y amenaza, donde el flujo de la marea puede ocultar o revelar secretos cruciales.

La frase “Cuando la marea es Alta y Baja siempre estas ahi” resuena con la idea de que, a pesar de los altibajos de la vida, de los momentos de plenitud y de los de vacío, hay una constante. Puede interpretarse como la persistencia de la naturaleza, de la memoria, o incluso de una presencia inmutable que nos acompaña a través de todos los ciclos de la existencia, ya sean de renovación o de pérdida.

La Marea como Reflejo del Tiempo y la Finitud Humana

Una de las grandes fuerzas simbólicas de las mareas es su naturaleza implacable y cíclica. Son un recordatorio de que la naturaleza sigue su curso, inmutable ante las aspiraciones y los breves momentos de la vida humana. Este contraste entre el ciclo eterno de la marea y la finitud de la existencia humana es un tema recurrente.

El antiguo poema irlandés “La Vieja de Beara” ilustra poderosamente esta dicotomía. La anciana lamenta su juventud perdida y su vitalidad menguante, comparando su declive con el reflujo de la marea. Mientras que una isla en el mar espera una nueva pleamar después de la bajamar, ella no espera ningún flujo después de su propio reflujo, destacando la irrevocabilidad del paso del tiempo para los seres humanos.

En el folclore británico, la historia del rey Canuto, quien intentó ordenar al mar que no mojara sus pies para demostrar a sus aduladores la limitación de su poder, subraya la idea de que las fuerzas naturales, como las mareas, están más allá del control humano, recordándonos nuestra insignificancia ante la magnitud de la naturaleza.

Las mareas no solo marcan el tiempo, sino que lo encarnan. Sus ritmos se entrelazan con nuestras experiencias afectivas de los lugares y paisajes. Las playas, los estuarios, los litorales, son espacios de libertad y apertura, donde los ritmos de las mareas y las estaciones establecen una agenda que parece trascender el tiempo humano, como señaló el geógrafo Bill Adams. Son lugares donde “la llamada de la marea que corre es una llamada salvaje y clara que no puede ser negada”, como dijo Masefield en su poema “Fiebre del Mar”.

Preguntas Frecuentes sobre la Metáfora de la Marea

¿Por qué la marea es una metáfora tan común?

  • La marea es común como metáfora debido a su movimiento visible y cíclico de ascenso y descenso, que la convierte en un símbolo natural para el cambio, la fluctuación y los ciclos de la vida, la fortuna, las emociones y los eventos históricos o personales. Su poder y misterio ancestrales también contribuyen a su resonancia.

¿Qué simboliza la marea alta en la literatura?

  • En la literatura, la marea alta (pleamar) a menudo simboliza la plenitud, el clímax, el poder, la oportunidad, la renovación, la prosperidad o el inicio de un nuevo ciclo. Puede marcar un momento de máxima intensidad dramática o un punto de inflexión positivo para los personajes o la trama.

¿Y la marea baja?

  • La marea baja (bajamar o reflujo) generalmente simboliza la pérdida, la decadencia, la muerte, el final de un ciclo, la desolación, la revelación de verdades ocultas o la exposición de la vulnerabilidad. También puede representar un momento de estancamiento o un período de calma antes de un nuevo ascenso.

¿Cómo se relaciona la marea con la vida y la muerte en el folclore?

  • En el folclore, se creía que la marea influía directamente en la vida y la muerte. Muchas culturas pensaban que las personas nacían con la marea alta (flujo) y morían con la marea baja (reflujo). También se asociaba con la fertilidad de la tierra, la calidad de los productos lácteos o incluso el comportamiento animal, reflejando una profunda conexión entre el ser humano y los ritmos naturales.

¿Qué significa "aprovechar la marea" en sentido metafórico?

  • "Aprovechar la marea" significa reconocer y actuar sobre una oportunidad favorable en el momento justo, antes de que esta desaparezca. Es una metáfora para la importancia de la acción oportuna y la toma de decisiones estratégicas para alcanzar el éxito, inspirada en cómo los marineros deben esperar la marea adecuada para entrar o salir de un puerto.

Conclusión

La metáfora de la marea es una de las más ricas y perdurables en el repertorio humano. Su capacidad para encapsular la esencia del cambio, la dualidad de la vida, la inevitabilidad del tiempo y la profunda conexión entre el ser humano y la naturaleza, la hace invaluable. Desde los mitos ancestrales hasta las obras maestras literarias, la marea nos recuerda la constante danza entre el ascenso y el descenso, la esperanza y la desesperación, el inicio y el fin.

Al igual que las mareas suben y bajan, nuestras vidas experimentan sus propios flujos y reflujos. Comprender esta metáfora es reconocer la belleza y la fuerza en el ciclo perpetuo, y quizás encontrar una forma de navegar nuestras propias corrientes con mayor sabiduría. Porque, al final, la marea siempre está ahí, y en su constante movimiento, nos revela algo esencial sobre nosotros mismos y el mundo que nos rodea.

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