El Lenguaje Silencioso de la Violencia: Un Análisis

28/12/2017

Valoración: 4.87 (4810 votos)

En el marco del Día Internacional de la Eliminación de las Violencias contra las Mujeres, una alianza crucial entre la reconocida aplicación de idiomas Babbel y la Red Nacional de Refugios (RNR) ha puesto el foco en una forma de agresión a menudo subestimada pero profundamente destructiva: la violencia lingüística. Esta colaboración busca desentrañar y visibilizar cómo el lenguaje, lejos de ser una herramienta neutral, se convierte en un instrumento de control, dominación y desvalorización, especialmente en el contexto de la violencia de género. Es un llamado a la conciencia sobre la importancia de cada palabra, cada frase, y cómo estas pueden ser las primeras alertas de una relación abusiva, marcando el inicio de un ciclo de daño que, lamentablemente, puede escalar a consecuencias fatales.

¿Qué frases se utilizan para expresar violencia?
Índice de Contenido

El Poder Silencioso de las Palabras: Más Allá del Golpe Visible

La violencia no siempre deja marcas físicas. A menudo, sus huellas más profundas se graban en la mente y el espíritu de las víctimas, a través de un bombardeo constante de palabras y frases que erosionan la autoestima, la libertad y la autonomía. Para la Red Nacional de Refugios, las violencias de género se manifiestan de múltiples maneras, y el lenguaje es un territorio primario donde estas se gestan y normalizan. Expresiones machistas, justificadas y arraigadas en un sistema patriarcal, se han naturalizado en el habla cotidiana, haciendo que sea difícil para muchas personas reconocer su carácter abusivo.

La violencia psicológica, que se ejerce predominantemente a través del lenguaje, está presente en un alarmante 60% de los casos atendidos por la RNR. Esto subraya la necesidad urgente de entender que las palabras tienen un peso, una fuerza ilocucionaria y perlocucionaria, como lo explica la Dra. Rita Santoyo Venegas, lingüista de Babbel. Es decir, la emisión de ciertos contenidos no solo comunica algo, sino que también incita a otros a actuar de cierta manera o a formar percepciones negativas y sesgadas sobre el objetivo. En este sentido, el lenguaje no es solo un reflejo de la ideología, sino un agente activo en la construcción de realidades, perpetuando desigualdades y constructos sociales sexistas.

Cuando el Lenguaje se Vuelve un Arma: Frases de Control y Dominación

El análisis de cómo las personas violentas se dirigen a sus víctimas revela patrones de discriminación, subordinación y cosificación, independientemente del idioma. Estas frases actúan como mecanismos de control y desempoderamiento, disfrazados a menudo de preocupación o amor. Aquí se presentan algunas de las categorías más comunes de estas expresiones, que funcionan como metáforas de un poder abusivo:

Expresiones que designan a las mujeres como un objeto o posesión:

  • “Eres mía, de nadie más. Si no estás conmigo, no estás con nadie.” (Esta frase, más allá de ser una posesión literal, es una metáfora de la anulación de la individualidad y la libertad de la mujer, reduciéndola a un bien.)
  • “Calladita te ves más bonita.” (Implica que la valía de una mujer radica en su silencio y sumisión, negando su voz y opinión.)

Frases que degradan y subestiman a las mujeres y/o les impiden creer en sí mismas:

  • “Cállate, a nadie le interesa lo que tienes para decir.” (Un ataque directo a la autoestima y la validez de la voz femenina.)
  • “Nadie te va a creer.” (Una táctica de aislamiento y deslegitimación de la experiencia de la víctima.)
  • “Acá se hace lo que digo yo.” (Establece una jerarquía de poder absoluta, donde la voluntad de la mujer es irrelevante.)
  • “Yo te voy a cuidar.” (Aunque parezca protectora, esta frase puede ser una metáfora de dependencia forzada y control sobre la autonomía de la mujer.)
  • “Con ese carácter, nadie te va a aguantar.” (Culpa a la mujer por su propia personalidad, obligándola a modificar su esencia para ser “aceptada”.)

Palabras que ubican a las mujeres como las responsables de las violencias y maltratos, revictimizándolas:

  • “Mira cómo me pones, tú eres la que me provocas.” (Desvía la responsabilidad del agresor hacia la víctima, justificando la violencia.)
  • “Tú te lo buscaste.” (Un claro ejemplo de culpabilización de la víctima.)
  • “¿Por qué no me contestas el celular?” (Control excesivo disfrazado de preocupación, que puede escalar a amenazas.)
  • “Tenía tatuajes e iba alcoholizada.” (Busca justificar la agresión basándose en la apariencia o comportamiento de la víctima.)

Locuciones de intimidación, chantaje y amenazas:

  • “No voy a permitir que estés con otra persona.” (Un ultimátum de control absoluto sobre la vida social y afectiva de la mujer.)
  • “Si me dejas, me mato.” (Chantaje emocional que busca retener a la víctima a través de la culpa.)
  • “Si lo cuentas, te mato a ti o a tu familia.” (La amenaza más directa y aterradora, que lamentablemente se convierte en realidad en muchos feminicidios.)

Estas frases, como señala Santoyo Venegas, son los primeros signos que determinan una relación abusiva y deben encender una luz de alerta. La violencia empieza en las palabras, y reconocerlas es el primer paso para combatirlas.

Estadísticas Alarmantes: La Realidad de la Violencia Psicológica

Los datos de la Red Nacional de Refugios (RNR) pintan un panorama desolador de la situación de la violencia contra las mujeres en México. La violencia familiar se ha incrementado un 51% en comparación con el año anterior, y de marzo a octubre de 2020, el número de mujeres, niñas y niños atendidos por violencias de género aumentó en un 55%. Durante los ocho meses de confinamiento, la RNR brindó atención y acompañamiento a 34,716 personas, con dos mujeres comunicándose cada hora para pedir apoyo. Una de cada diez mujeres que buscaron ayuda reportó vivir todos los tipos de violencias, incluida la emocional. En los últimos dos meses de ese periodo, el 3.78% de las mujeres atendidas reportaron intentos de feminicidio, la expresión más extrema de la violencia machista. Frases como “Eres mía, de nadie más” o “No voy a permitir que estés con otra persona” han sido el antecedente de cientos de feminicidios, lo que subraya la importancia crítica de cómo se utiliza el lenguaje.

Voces Expertas: Lingüística y Psicología al Servicio de la Conciencia

La colaboración entre Babbel y la RNR no solo busca visibilizar las frases, sino también educar sobre su impacto. La Dra. Rita Santoyo Venegas enfatiza que “el lenguaje es el filtro principal a través del cual percibimos el mundo, es evidente que afecta la forma en que nos relacionamos y hacemos juicios sobre los demás”. Destaca cómo muchas expresiones cotidianas confirman el sesgo subconsciente de que los hombres son superiores, erosionando la libertad y autoconfianza de las mujeres.

Por su parte, Wendy Figueroa Morales, psicóloga feminista y directora de la Red Nacional de Refugios, asevera que “el lenguaje es político, representa nuestra ideología y, por supuesto, en una sociedad androcéntrica, permeada por el patriarcado, representa las desigualdades, los constructos sociales sexistas, las violencias y por lo tanto, el poder mayoritariamente masculino”. Para Figueroa, el lenguaje es un instrumento para invisibilizar, silenciar y menospreciar a las mujeres, perpetuando un sistema que las priva de voz y derechos. Sin embargo, también lo ve como una herramienta poderosa para la deconstrucción y la construcción de realidades inclusivas y democráticas desde los feminismos.

Deconstruyendo el Patriarcado a Través del Lenguaje

Trabajar en la deconstrucción del lenguaje sexista es fundamental. Esto implica no solo desnaturalizar las violencias de género, sino también renunciar a continuar ejerciendo poder sobre mujeres, niñas, niños y adolescentes en todas sus diversidades. Es posible construir nuevas narrativas, donde el lenguaje sea un medio ideológico y político capaz de reflejar otra realidad y contribuir a la destrucción del poder patriarcal. Esto significa dejar de cosificar, revictimizar y responsabilizar a las mujeres y niñas por las violencias de las que son víctimas, incluidas las feminicidas.

El Contrapoder de las Palabras: Mensajes de Esperanza y Resistencia

Si las palabras pueden ser un arma, también pueden ser un escudo y una herramienta de empoderamiento. Las frases contra la violencia de género poseen el poder de despertar conciencias, inspirar acción y centrar la atención en la igualdad que todos merecemos. Son la resistencia hecha verbo, el grito de quienes se niegan a callar.

Frases que Despiertan Conciencias:

Mensajes poderosos que nos invitan a la reflexión y a la acción:

  • “No es amor, es control.” – Una verdad fundamental que desenmascara la manipulación.
  • “El silencio también es violencia.” – Un recordatorio de que la pasividad perpetúa el problema.
  • “Ninguna mujer está sola, somos muchas luchando por la justicia.” – Un mensaje de sororidad y fuerza colectiva.
  • “La igualdad es el primer paso para erradicar la violencia.” – Una visión clara del camino a seguir.
  • “Cuando una mujer denuncia, una sociedad responde.” – Destaca la importancia de la denuncia y la responsabilidad social.

Grandes figuras también han contribuido con frases que nos hacen reflexionar:

  • Emma Watson: “Si no somos feministas, entonces ¿qué somos?”
  • Malala Yousafzai: “El poder no está en las manos de quienes dan órdenes, sino en las de quienes cuidan, educan y transforman el mundo.”
  • Audre Lorde: “Una mujer que lucha por su libertad es una mujer que defiende el futuro de todas.”
  • Maya Angelou: “No hay nada más peligroso que una mujer que se ha levantado.”
  • Bell Hooks: “La violencia nunca es un acto de amor, es una manifestación de control y poder.”

La Poesía como Grito de Libertad y Resistencia:

A lo largo de la historia, la poesía ha sido un refugio y un arma para las mujeres que han denunciado la discriminación y defendido la igualdad. Poetas como Alfonsina Storni, Alejandra Pizarnik, Gabriela Mistral, Audre Lorde, Sylvia Plath, y más recientemente Rupi Kaur y Bibiana Collado Cabrera, han utilizado sus versos para alzar la voz y construir un mundo más igualitario.

Trágicas historias como la de Rahila Muska, una poeta afgana que se suicidó tras ser brutalmente golpeada por sus hermanos por escribir poemas, o Nadia Anjuman, asesinada por su marido por publicar su obra, demuestran el poder subversivo de la palabra escrita para las mujeres en contextos opresivos. El poema de Anjuman, ‘No deseo abrir la boca’, es un testimonio desgarrador de la represión y el anhelo de libertad:

Llevo mucho tiempo en silencio pero nunca olvidé la melodía que no paro de susurrar.
Las canciones que brotan de mi corazón me recuerdan que algún día romperé la jaula.
Volando saldré de esta soledad y cantaré con melancolía.
No soy un frágil álamo sacudido por el viento. Soy una mujer afgana.
Entiéndase pues mi constante queja. Estoy enjaulada en este rincón llena de melancolía y pena…
Mis alas están cerradas y no puedo volar… Soy una mujer afgana y debo aullar.

Poetas como Gioconda Belli, con su poema ‘Ocho de marzo’, y Alfonsina Storni, con ‘Loba’, también han usado su arte para desafiar los roles tradicionales y reclamar la libertad y la autonomía femenina. Rupi Kaur, por su parte, ha abordado temas como la autoestima, el amor propio y la violencia de género, rompiendo estereotipos y promoviendo la aceptación.

La poesía se convierte en una vía para sanar y denunciar, como lo demuestra Bibiana Collado Cabrera en su poemario ‘Violencia’, donde ‘Calcomanía’ explora las etapas del maltrato, desde la anulación hasta la culpa y la incomprensión social.

Finalmente, el poema ‘Soy mujer’ de Alejandra Pizarnik encapsula el espíritu de la lucha y la resistencia femenina, agradeciendo la fuerza colectiva de las mujeres que han abierto camino:

Soy mujer. Y un entrañable calor me abriga cuando el mundo me golpea.
Es el calor de otras mujeres, de aquellas que hicieron de la vida este rincón sensible, luchador, de piel suave y corazón guerrero.

Preguntas Frecuentes sobre la Violencia Lingüística

Abordar la violencia lingüística es fundamental para prevenir escaladas de agresión. Aquí respondemos algunas preguntas clave:

¿Qué es la violencia lingüística o verbal?

Es una forma de maltrato que utiliza el lenguaje para intimidar, degradar, controlar, humillar o manipular a una persona. Incluye insultos, amenazas, gritos, descalificaciones, chantaje emocional, silenciamiento, y la imposición de roles o ideas a través de la palabra. Aunque no deja marcas físicas, sus efectos psicológicos pueden ser devastadores.

¿Por qué es peligrosa la violencia lingüística?

Es peligrosa porque es sutil y a menudo normalizada. Puede ser el primer paso hacia otras formas de violencia y erosiona la autoestima de la víctima de manera progresiva. Las frases violentas transmiten mensajes de desvalorización y control que pueden llevar a la víctima a aislarse, dudar de su percepción de la realidad y sentirse atrapada, lo que dificulta que busque ayuda.

¿Cómo puedo identificar la violencia lingüística en una relación?

Presta atención a frases que te hagan sentir menos, inútil, culpable, asustada o controlada. Si tu pareja o alguien cercano constantemente te critica, te insulta, te grita, te dice qué hacer o cómo sentir, te amenaza (directa o indirectamente), te culpa por sus reacciones o te aísla con palabras, es probable que estés experimentando violencia lingüística. Confía en tu intuición si una situación te hace sentir incómoda o insegura.

¿Qué debo hacer si soy víctima de violencia lingüística?

Lo primero es reconocer que no eres culpable y que mereces respeto. Busca apoyo en personas de confianza (familiares, amigos), profesionales (psicólogos, terapeutas) o en organizaciones especializadas como la Red Nacional de Refugios. Documenta las frases y situaciones si te sientes segura para hacerlo. Es fundamental establecer límites claros y, si la situación es insostenible o peligrosa, buscar ayuda para salir de esa relación.

¿Cómo puede la sociedad combatir la violencia lingüística?

La sociedad puede combatirla educando sobre el impacto del lenguaje, promoviendo la igualdad de género desde la infancia, desnaturalizando las expresiones machistas y patriarcales, y apoyando a las víctimas. Es crucial hablar abiertamente del tema, denunciar cuando seamos testigos de este tipo de violencia y fomentar un lenguaje inclusivo y respetuoso. Campañas como #LaViolenciaEmpiezaEnLasPalabras son vitales para generar conciencia y movilizar a la sociedad.

Conclusión: Un Llamado a la Acción y la Conciencia Lingüística

El trabajo conjunto de Babbel y la Red Nacional de Refugios nos recuerda que el lenguaje es un campo de batalla en la lucha por la igualdad. Las frases que expresan violencia, a menudo disfrazadas de amor o preocupación, son metáforas de un sistema de opresión que busca anular la autonomía y la dignidad de las mujeres. Es imperativo que, como sociedad, aprendamos a identificar estas expresiones, a desafiar su normalización y a comprender el profundo daño que causan.

La campaña #LaViolenciaEmpiezaEnLasPalabras es un grito colectivo para visibilizar y desnaturalizar estas violencias, generando conciencia lingüística. Al reconocer el poder de las palabras para herir y para sanar, podemos comenzar a construir un futuro donde el lenguaje sea una herramienta de respeto, igualdad y libertad, y no de control y dominación. Es tiempo de escuchar, de hablar y de actuar, porque cada palabra cuenta en la erradicación de la violencia de género.

Si quieres conocer otros artículos parecidos a El Lenguaje Silencioso de la Violencia: Un Análisis puedes visitar la categoría Metáforas.

Subir