16/06/2020
La voz humana, con su capacidad intrínseca de generar sonidos y articular palabras, ha sido desde tiempos inmemoriales el vehículo primordial para la comunicación. Mucho antes de la invención de la escritura, la oralidad se erigió como el cimiento sobre el cual se construyeron las primeras sociedades, permitiendo el intercambio de ideas, la transmisión de conocimientos y la forja de una memoria colectiva. Esta forma de expresión, tan espontánea como compleja, no solo nos conecta con nuestros ancestros, sino que sigue siendo un pilar fundamental en la vida diaria, tejiendo la intrincada red de nuestras interacciones sociales y culturales.

¿Qué es la Oralidad y por qué es Crucial?
La oralidad se define como el modo de comunicación verbal que se realiza a través de sonidos producidos por la voz humana, los cuales son percibidos mediante el oído. Es, por naturaleza, el primer sistema de comunicación complejo que utilizaron las sociedades humanas, precediendo en muchos casos a la escritura. Desde el primer grito de un recién nacido hasta el más elaborado diálogo filosófico, la oralidad abarca un vasto espectro de interacciones sonoras que definen nuestra existencia y nuestra forma de relacionarnos con el mundo.
Dentro de este concepto amplio, se distinguen dos clases principales de oralidad:
- Oralidad Primaria: Se refiere a aquellas culturas que dependen exclusivamente de la palabra hablada para comunicarse y preservar sus saberes. En estas sociedades, la memoria colectiva se activa y se mantiene viva a través de relatos, cantos y tradiciones transmitidas de boca en boca. Los conocimientos, hábitos, tradiciones y simbolismos se anclan profundamente en esta forma de expresión, haciendo que la oralidad sea el eje central de su identidad cultural.
- Oralidad Secundaria: Caracteriza a las culturas más avanzadas que, además de la oralidad, poseen la escritura. En este contexto, la escritura se convierte en un soporte fundamental para la memoria y el registro del conocimiento, complementando y en ocasiones redefiniendo el papel de la expresión oral. Sin embargo, la oralidad secundaria sigue siendo vital para la interacción diaria, la expresión emocional y la transmisión de matices que solo la voz puede ofrecer.
En la comunicación oral, la relación entre emisor, mensaje y receptor es directa e inmediata. El mensaje se percibe a través de sonidos que actúan como representaciones concretas de unidades abstractas, los fonemas. Esta inmediatez y la presencia simultánea de los interlocutores facilitan una interacción dinámica, donde las estrategias de carácter suprasegmental, como la entonación, el ritmo o las pausas, juegan un papel crucial en la construcción y comprensión del significado.
Las Diversas Formas del Patrimonio Oral
El ámbito de las tradiciones y expresiones orales es extraordinariamente vasto y rico, abarcando una inmensa variedad de formas habladas que han sido cultivadas por la humanidad a lo largo de su historia. Estas formas no son meras palabras; son el alma de las culturas, los hilos que conectan el pasado con el presente y el futuro. Entre las más destacadas se encuentran:
- Proverbios y Adivinanzas: Cápsulas de sabiduría popular y desafíos al intelecto que transmiten valores y conocimientos de forma concisa y memorable.
- Cuentos y Leyendas: Narrativas que exploran la condición humana, explican fenómenos naturales, o glorifican héroes y eventos históricos, a menudo con elementos fantásticos.
- Canciones Infantiles: Herramientas pedagógicas y lúdicas que enseñan valores, ritmos y estructuras lingüísticas a las nuevas generaciones.
- Mitos: Relatos sagrados que explican el origen del mundo, de los dioses, de la humanidad y de las instituciones sociales, fundamentales para la cosmovisión de una comunidad.
- Cantos y Poemas Épicos: Narraciones extensas, a menudo heroicas, que recitan las hazañas de grandes figuras o eventos fundacionales de una cultura, transmitiendo su historia y sus ideales.
- Sortilegios y Plegarias: Fórmulas verbales con un propósito ritual, mágico o religioso, que conectan a las personas con lo trascendente.
- Salmodias y Canciones: Expresiones líricas que acompañan festividades, rituales o el trabajo diario, cargadas de emoción y significado cultural.
- Representaciones Dramáticas: Actuaciones en las que la palabra hablada, combinada con gestos y movimientos, recrea historias y conflictos, a menudo con un fin didáctico o celebratorio.
Estas tradiciones y expresiones orales son el principal vehículo para la transmisión de conocimientos, valores culturales y sociales, y una memoria colectiva que define la identidad de un grupo humano. Son elementos fundamentales para mantener vivas las culturas, permitiendo que las nuevas generaciones accedan a la sabiduría y las experiencias de sus antepasados.
Es importante destacar que, si bien algunas de estas expresiones son de uso corriente y pueden ser utilizadas por comunidades enteras, otras están circunscritas a grupos sociales específicos, como ceremonias exclusivas para hombres o mujeres, o relatos compartidos solo entre los ancianos de la comunidad. En muchas sociedades, el cultivo de las tradiciones orales es una ocupación altamente especializada. Los intérpretes profesionales, como los griots y dyelli de África, o los narradores de cuentos en Europa y América del Norte, son figuras de gran estima, considerados los guardianes de la memoria colectiva y la identidad cultural.
Dado que se transmiten verbalmente, las expresiones y tradiciones orales suelen ser dinámicas y flexibles. Los relatos son una combinación única de imitación, improvisación y creación, que varían sutilmente (o no tan sutilmente) según el género, el contexto y el propio intérprete. Esta flexibilidad las convierte en una forma de expresión viva y colorida, pero también inherentemente frágil. Su viabilidad depende de una cadena ininterrumpida de transmisión de una generación de intérpretes a otra, lo que subraya la necesidad de su preservación activa.
Elementos Esenciales de la Comunicación Oral
Para comprender plenamente la oralidad, es fundamental reconocer los elementos que la componen, los cuales interactúan para dar forma a cada intercambio comunicativo:
- Emisor: Es la persona o el grupo que genera y transmite el mensaje. Es quien habla, articula las palabras y las dota de intención.
- Receptor: Es la persona o el grupo que recibe e interpreta el mensaje. Es quien escucha, decodifica los sonidos y construye el significado.
- Mensaje: Es la información, la idea, el sentimiento o el concepto que se desea transmitir. En la oralidad, el mensaje no solo reside en las palabras, sino también en cómo se pronuncian.
- Código: Es el sistema de signos y reglas que se utiliza para elaborar y comprender el mensaje. En el caso de la oralidad, el código es el idioma (español, inglés, quechua, etc.), con su gramática, vocabulario y fonética particulares.
- Canal: Es el medio físico a través del cual se transmite el mensaje. En la comunicación oral directa, el canal principal son las ondas sonoras que viajan por el aire. En la comunicación a distancia, pueden ser dispositivos como teléfonos o sistemas de videoconferencia.
- Contexto: Es el entorno, las circunstancias y la situación en la que se produce la comunicación. El contexto influye directamente en cómo se elabora, se transmite y se comprende el mensaje, ya que determina el registro, las expectativas y las referencias compartidas.
Además de estos elementos verbales, la comunicación oral se enriquece enormemente con la comunicación no verbal. Elementos como el tono de voz, el volumen, la velocidad del habla, los silencios, la gestualidad, las expresiones faciales, los movimientos corporales y la distancia física entre los interlocutores (proxémica) aportan capas adicionales de significado. Estos elementos no verbales son cruciales para la comprensión total del mensaje y, a menudo, transmiten más información sobre las emociones o intenciones del emisor que las propias palabras.
Tipos de Oralidad: Un Espectro de Interacciones
La oralidad no es una forma monolítica; se manifiesta en una diversidad de tipos que se adaptan a distintas situaciones y propósitos comunicativos. Podemos clasificarla principalmente según su grado de planificación y su registro:
Oralidad Espontánea vs. Planificada
- Comunicación Oral Espontánea: Se caracteriza por ser casual, libre e improvisada. Este tipo de oralidad es inherente a las conversaciones cotidianas, los diálogos entre amigos o las interacciones informales. En ella, los elementos extralingüísticos (gestos, entonaciones) adquieren mayor relevancia, y la estructura del discurso suele ser menos organizada y más flexible, permitiendo interrupciones y cambios de tema fluidos.
- Comunicación Oral Planificada: Por el contrario, es organizada, preparada y sigue reglas más estrictas. Requiere un mayor cuidado y precisión en la elección de palabras y en la estructuración de las ideas. Ejemplos claros son una conferencia, una exposición académica, un discurso político o una presentación de negocios. En estos casos, el emisor ha pensado previamente qué decir y cómo decirlo, buscando maximizar la claridad y el impacto de su mensaje.
Oralidad Formal vs. Informal (según el registro)
- Comunicación Oral Formal: Utiliza un registro lingüístico estándar, a menudo con fórmulas de cortesía y oraciones claras y concisas. Se da en contextos específicos que exigen respeto por las normas lingüísticas y sociales, como reuniones de trabajo, conferencias, ámbitos académicos o entrevistas formales. El vocabulario es más preciso y la sintaxis más elaborada.
- Comunicación Oral Informal: Emplea un registro más coloquial y permite una mayor flexibilidad respecto a las reglas gramaticales y el vocabulario. Se produce en contextos de confianza, como conversaciones familiares, charlas con amigos o interacciones en entornos relajados. Es común el uso de jergas, modismos y un lenguaje más cercano y personal.
Estos tipos demuestran que la oralidad es una herramienta adaptable, capaz de cumplir con las exigencias de cualquier situación comunicativa, desde la expresión más íntima hasta el discurso público más trascendente.
Características Clave de la Comunicación Oral
Para apreciar la complejidad de la oralidad, es útil repasar sus características fundamentales:
- Emplea ondas sonoras: El sonido, como vibración, se propaga a través de un medio físico (generalmente el aire) para llevar la información del emisor al receptor.
- Es efímera e inmediata: La comunicación oral se desvanece en el tiempo. Una vez que las ondas sonoras pasan, lo dicho no queda registrado de forma permanente, lo que la hace intrínsecamente fugaz.
- Es presencial y directa: Aunque la tecnología ha permitido la comunicación oral a distancia (teléfono, videollamadas), su forma más natural y común requiere la presencia simultánea de los interlocutores, facilitando una interacción cara a cara.
- Es de naturaleza social: La oralidad es un potente vínculo que une a las personas y les permite establecer nexos sociales de diversa índole. Cada comunidad humana posee mecanismos propios de comunicación oral que reflejan su cosmovisión y su identidad.
- Cuenta con elementos de la comunicación no verbal: Como se mencionó, la oralidad se complementa con gestos, miradas, posturas, tono de voz y silencios. Estos elementos son cruciales para la interpretación del mensaje y pueden incluso contradecir o reforzar las palabras habladas.
- Suele ser improvisada: A diferencia de la escritura, la oralidad tiende a ser menos planificada, más coloquial y espontánea. Si bien existen formas planificadas (conferencias), la mayoría de nuestras interacciones orales son fluidas y adaptativas.
- Suele ser bidireccional: En una conversación típica, los roles de emisor y receptor se intercambian constantemente. El receptor responde, pregunta, asiente, y se convierte a su vez en emisor, creando un flujo constante de diálogo.
- Permite la rectificación: La inmediatez de la oralidad permite al emisor aclarar malentendidos, añadir información o corregir lo dicho al instante, garantizando una mejor comprensión del mensaje por parte del receptor.
Comparación: Oralidad vs. Escritura
Aunque ambas son formas de comunicación lingüística, la oralidad y la escritura presentan diferencias fundamentales que definen su uso y sus implicaciones culturales. A continuación, una tabla comparativa:
| Característica | Oralidad | Escritura |
|---|---|---|
| Canal de Transmisión | Ondas sonoras (auditivo) | Soporte físico (visual) |
| Durabilidad | Efímera, se desvanece | Duradera, perdura en el tiempo |
| Presencialidad | Generalmente directa y presencial | Diferida, no requiere presencia simultánea |
| Bidireccionalidad | Suele ser bidireccional (intercambio de roles) | Generalmente unidireccional (sin respuesta inmediata) |
| Planificación | Mayormente improvisada y espontánea | Suele ser planificada y estructurada |
| Elementos No Verbales | Cruciales (tono, gestos, mímica) | Ausentes (se compensan con signos ortográficos) |
| Rectificación | Permite aclaraciones y correcciones inmediatas | No permite rectificación inmediata del mensaje original |
| Contexto | Depende fuertemente del contexto situacional | Más autónoma del contexto inmediato |
| Adquisición | Natural y temprana en el desarrollo humano | Requiere aprendizaje planificado y sistemático |
La Fragilidad y Preservación de las Tradiciones Orales
A pesar de su resiliencia a lo largo de los milenios, las tradiciones y expresiones orales se enfrentan hoy a desafíos significativos. Al igual que otras formas del patrimonio inmaterial cultural, corren peligro debido a factores como la rápida urbanización, la emigración a gran escala, la industrialización y los drásticos cambios medioambientales. Estos fenómenos pueden desintegrar las comunidades que son las guardianas de estas tradiciones, o alterar los contextos en los que se transmiten y se practican.
Los medios de información y comunicación de masas —libros, periódicos, revistas, radio, televisión e Internet—, aunque a menudo vistos como herramientas de progreso, pueden surtir efectos particularmente nocivos en las tradiciones y expresiones orales. Tienen el poder de alterar profundamente, o incluso reemplazar, las formas tradicionales de expresión. Por ejemplo, la recitación de poemas épicos que en otros tiempos podía extenderse por varios días, puede quedar reducida hoy a unas pocas horas para adaptarse a formatos mediáticos. Las canciones tradicionales de cortejo, que antes eran interpretadas en vivo y de forma personalizada, pueden ser sustituidas por discos compactos o archivos digitales de música. Esto no solo afecta la forma, sino que puede erosionar el valor ritual y comunitario de la expresión.
Un aspecto crucial es la relación entre la oralidad y el lenguaje. Aunque la lengua es el sustrato esencial del patrimonio inmaterial de muchas comunidades, la protección y preservación de los idiomas no están directamente comprendidas en las disposiciones de la Convención de 2003 para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, a pesar de que el Artículo 2 se refiere a ellos como medios de transmisión de dicho patrimonio. La diferencia en los idiomas configura la transmisión de narraciones, poemas y canciones, afectando directamente su contenido y matices. La desaparición de un idioma conduce, inevitablemente, a la pérdida definitiva de las tradiciones y expresiones orales que le son inherentes.
No obstante, paradójicamente, son esas mismas expresiones orales y su recitación en público las que más contribuyen a salvaguardar un idioma, incluso más que los diccionarios, gramáticas o bases de datos. Las lenguas verdaderamente viven en las canciones, relatos, acertijos y poesías. Por ello, la protección de los idiomas y la transmisión de tradiciones y expresiones orales guardan una relación simbiótica y estrecha.
Estrategias de Preservación y Fortalecimiento
Lo más importante para la preservación de las tradiciones y expresiones orales es asegurar su presencia diaria y activa en la vida social de las comunidades. Es esencial que persistan las ocasiones para transmitir conocimientos entre personas, que se fomente una interacción constante entre los ancianos (portadores de la sabiduría) y los jóvenes, y que se narren relatos tanto en el ámbito escolar como en el hogar. La tradición oral es a menudo una parte integral de las celebraciones festivas y culturales, y puede ser necesario fomentar estas manifestaciones y alentar la creación de nuevos contextos, como los festivales de narración oral, para que la creatividad tradicional encuentre nuevos medios para expresarse.
Conforme al espíritu de la Convención de 2003, las medidas de salvaguardia deberían centrarse en las tradiciones y expresiones orales entendidas sobre todo como *procesos* en los que las comunidades son libres de explorar y recrear su patrimonio inmaterial, y no tanto como productos estáticos. Esto implica un enfoque en la vitalidad y la capacidad de adaptación de la tradición, más que en su mera fijación.
La tecnología de la información, lejos de ser solo una amenaza, también puede ser una aliada poderosa. Comunidades, investigadores e instituciones pueden utilizarla para contribuir a salvaguardar las tradiciones orales en toda su variedad y riqueza, incluyendo las variaciones textuales y los diferentes estilos de interpretación. Actualmente, es posible grabar por medios audiovisuales elementos expresivos únicos en su género, como la entonación, un número mucho mayor de variantes estilísticas, así como los intercambios entre los recitadores y el público, y los elementos no verbales del relato (gestos, mímica). Los medios de comunicación de masas y las tecnologías de la información pueden servir para conservar e incluso fortalecer las tradiciones y expresiones orales mediante la difusión de las interpretaciones grabadas entre sus comunidades de origen y entre audiencias más amplias, garantizando que estos ecos culturales no se pierdan en el tiempo.
Preguntas Frecuentes sobre la Oralidad
¿Cuál es la diferencia entre oralidad primaria y secundaria?
La oralidad primaria se refiere a culturas que no poseen escritura y dependen exclusivamente de la palabra hablada para la comunicación y la memoria. La oralidad secundaria, en cambio, se da en culturas que sí poseen escritura, la cual sirve de soporte para la memoria, pero donde la oralidad sigue siendo fundamental para la interacción diaria y la transmisión cultural.
¿Por qué es importante preservar las tradiciones orales?
Es crucial porque son el vehículo principal para la transmisión de conocimientos, valores culturales y sociales, y la memoria colectiva de una comunidad. Mantenerlas vivas es fundamental para la identidad cultural, la comprensión histórica y la continuidad de las expresiones artísticas y sabiduría ancestral.
¿Cómo afecta la tecnología a la oralidad?
La tecnología puede tener un doble efecto. Por un lado, medios como la radio, televisión e internet pueden alterar o reemplazar formas tradicionales de expresión oral al imponer nuevos formatos y ritmos. Por otro lado, las tecnologías de grabación audiovisual son herramientas poderosas para documentar, preservar y difundir estas tradiciones, permitiendo capturar elementos expresivos únicos y llegar a audiencias más amplias, contribuyendo a su preservación y fortalecimiento.
¿Qué papel juega el idioma en la oralidad?
El idioma es el sustrato fundamental de las expresiones orales. La singularidad de cada lengua moldea el contenido y la forma de las narraciones, poemas y canciones. La pérdida de un idioma conlleva inevitablemente la desaparición de las tradiciones orales asociadas. Inversamente, la práctica y recitación de estas expresiones orales son vitales para la salvaguardia y vitalidad de un idioma.
¿La oralidad es una habilidad natural o aprendida?
Si bien la capacidad básica de hablar es inherente al ser humano y se desarrolla de forma natural, muchas de las manifestaciones comunicativas orales, especialmente las más complejas y estructuradas (como la oratoria, la narración profesional o la participación en debates), requieren ser aprendidas y cultivadas con el mismo rigor y seriedad que la escritura o la lectura. Estas habilidades se perfeccionan a lo largo de la vida a través de la práctica y la interacción.
Conclusión: El Legado Vivo de la Palabra Hablada
La oralidad, en todas sus ricas y variadas formas, representa mucho más que una simple herramienta de comunicación; es el eco persistente de la humanidad, un patrimonio inmaterial que ha moldeado civilizaciones y transmitido la esencia de culturas a través de incontables generaciones. Desde los mitos fundacionales hasta las conversaciones cotidianas, la palabra hablada ha demostrado ser un medio dinámico, adaptable y profundamente humano para conectar, enseñar y expresar. Su naturaleza efímera, lejos de restarle valor, subraya la importancia crítica de su preservación y revitalización constante. En un mundo cada vez más globalizado y digitalizado, reconocer, valorar y fomentar las tradiciones orales no es solo un acto de nostalgia, sino una inversión vital en la diversidad cultural, la memoria colectiva y la resiliencia de la identidad humana. Al mantener viva la palabra hablada, aseguramos que las historias, la sabiduría y el espíritu de nuestros pueblos sigan resonando a través del tiempo, enriqueciendo a las generaciones presentes y futuras.
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