08/02/2018
La expresión "Las puertas del cielo" evoca imágenes poderosas y variadas en la mente colectiva. Para muchos, se asocia instantáneamente con un umbral etéreo, un portal hacia la bienaventuranza eterna, custodiado por figuras místicas. Sin embargo, su significado trasciende el ámbito religioso para incursionar en el terreno de la literatura, donde autores como Julio Cortázar la han resignificado, dotándola de una profundidad y complejidad inesperadas. Este artículo explorará la dualidad de esta metáfora, desvelando cómo un concepto arraigado en la tradición cristiana se transforma en una clave para comprender la crítica social y la búsqueda de la felicidad personal en una de las obras más singulares del maestro argentino.

- Las "Puertas del Cielo" en la Tradición Cristiana: Un Umbral Idealizado
- Cuando la Literatura Abre Otras Puertas: La Visión de Cortázar
- Un Cielo Terrenal y Controversial: Los Personajes y sus Significados
- El Verdadero "Cielo" de Celina: Baile, Fiestas y Liberación
- Tabla Comparativa: Dos Visiones de las "Puertas del Cielo"
- Preguntas Frecuentes sobre "Las puertas del cielo"
- Conclusión: La Riqueza de una Metáfora Redefinida
Las "Puertas del Cielo" en la Tradición Cristiana: Un Umbral Idealizado
En el imaginario popular cristiano, las "Puertas del Cielo" son conocidas informalmente como "The Pearly Gates", una referencia directa al portal que conduce al paraíso. Esta imagen, fuertemente arraigada en la cultura occidental, encuentra su inspiración en el libro del Apocalipsis, específicamente en el capítulo 21, versículo 21. Allí se describe la Nueva Jerusalén, una ciudad celestial de incomparable belleza, que posee doce puertas, y cada una de ellas está hecha de una sola perla. Esta descripción ha alimentado la fantasía colectiva, dando forma a la visión de unas puertas grandiosas y ornamentadas, flotando entre las nubes y resguardadas por la figura venerable de San Pedro, quien, según la creencia popular, examina el nombre de los difuntos en un libro antes de concederles la entrada.
Es crucial destacar que, si bien esta imagen es omnipresente en la cultura, se trata más de un mito popular que de un hecho estrictamente bíblico. La Biblia describe las puertas de perla, sí, pero no menciona a San Pedro como su único guardián, ni detalla un proceso de registro de nombres al pie de estas. La concepción popular ha embellecido y simplificado la escatología cristiana, creando una representación visual y narrativa que resuena con la esperanza de un destino final glorioso y un juicio justo. Este umbral se presenta como el punto culminante de la vida terrenal, un lugar de recompensa para los justos, un paraíso anhelado que marca el fin del sufrimiento y el inicio de la paz eterna. Es un concepto profundamente idealizado, que encarna la promesa de la salvación y la comunión divina.
Cuando la Literatura Abre Otras Puertas: La Visión de Cortázar
Contrastando con la visión religiosa y popular, el cuento "Las puertas del cielo" de Julio Cortázar nos invita a explorar una dimensión completamente diferente de esta metáfora. Publicado como el último cuento fantástico y el antepenúltimo de su libro, esta obra se desmarca de la tradición para ofrecer una interpretación audaz y profundamente original. A diferencia de otros relatos fantásticos del autor, el elemento sobrenatural no se manifiesta a lo largo de la trama, sino que irrumpe solo al final, con una fuerza sorprendente, precisamente para darle sentido al título y para cerrar la idea de un "cielo" que nada tiene que ver con la divinidad.
Lo verdaderamente innovador y relevante en este cuento es su marcada interpretación socio-política, teñida de una crítica antiperonista. Cortázar, un autor conocido por su experimentación narrativa y su profundo compromiso con la realidad de su tiempo, utiliza el género fantástico como un vehículo para diseccionar las tensiones sociales y políticas de la Argentina de mediados del siglo XX. La originalidad de la obra radica precisamente en esta audaz mezcla: un cuento fantástico que, en su esencia, alberga una punzante crítica política y social. No es un cielo trascendente lo que se busca aquí, sino un "cielo" mucho más terrenal, arraigado en las complejidades de la sociedad y la psicología humana.
Un Cielo Terrenal y Controversial: Los Personajes y sus Significados
El universo de "Las puertas del cielo" está habitado por tres personajes centrales que encarnan las profundas divisiones sociales y políticas de la época. Por un lado, tenemos a Marcelo Hardoy, el narrador, un abogado de clase alta, intelectual y claramente antiperonista. Cortázar establece una conexión implícita con Marcelo, sugiriendo que el autor se identifica con su perspectiva, su agudeza observadora y su distancia crítica. Marcelo ve el mundo desde una posición de privilegio y una mente analítica, lo que lo lleva a una relación compleja con los otros dos protagonistas.

En el polo opuesto se encuentran Celina y Mauro, una pareja de clase baja, fervientemente peronistas. Celina, en particular, es un personaje multifacético: una mujer que fue prostituta antes de ser rescatada por Mauro, pero que nunca logró una transición completa a una vida doméstica. Ella despreciaba a sus clientes, pero era adicta a la vida nocturna, a la energía de las multitudes salvajes que bailaban entre el humo y el sudor. Este era su verdadero cielo, su liberación, un espacio donde podía ser ella misma, aunque nunca lo pudo disfrutar plenamente en vida.
La relación de Marcelo con Celina y Mauro es una danza de atracción y repulsión. El abogado justifica su amistad con ellos afirmando que simplemente los "estudia", una suerte de ejercicio antropológico de la clase dominante sobre la clase popular. Sin embargo, en el fondo, siente una innegable atracción y aprecio por ellos, aunque al mismo tiempo le resulten "desagradables" o ajenos a su mundo. Cortázar lo expresa a través de Marcelo: "Me gustaba salir con Mauro y Celina para asistir de costado a su dura y caliente felicidad. Cuanto más me reprochaban estas amistades, más me arrimaba a ellos (a mis días, a mis horas) para presenciar su existencia de la que ellos mismos no sabían nada." Esta frase revela la fascinación de Marcelo por una forma de vida que le es ajena, una existencia visceral y auténtica que sus amigos de clase popular, menos cultos, viven sin la autoconciencia del intelectual.
Los personajes peronistas en el cuento son una representación vívida y a menudo caricaturizada del movimiento obrero que ingresó masivamente a Buenos Aires y transformó los ámbitos culturales. Son descritos como ruidosos, algo brutos en su forma de hablar, movilizados en masa y, desde la perspectiva de Marcelo, "viciosos". Son el contrapunto exacto a la figura del intelectual refinado y distante que encarna Marcelo y, por extensión, el propio Cortázar. Esta dicotomía entre el "ellos" (el pueblo peronista) y el "nosotros" (la élite intelectual) es el motor de la crítica social que subyace en el relato, mostrando la incomprensión y el prejuicio entre diferentes estratos sociales.
El Verdadero "Cielo" de Celina: Baile, Fiestas y Liberación
El corazón del cuento y la clave para entender su título metafórico reside en la figura de Celina y su búsqueda de un "cielo" particular. La historia se precipita con la noticia de su muerte, un evento que inicialmente parece poner fin a todo, pero que en realidad abre la puerta a la revelación final. Celina, el personaje que más encarnaba lo que Marcelo "odiaba" de la cultura popular peronista (su vulgaridad, su vitalidad desbordante), es quien paradójicamente alcanza su "cielo" en un acto de liberación póstuma.
La vida de Celina estuvo marcada por restricciones y renuncias. A pesar de haber sido "rescatada" por Mauro de la prostitución, nunca se sintió completamente adaptada a la vida doméstica. Su verdadera pasión, su adicción, era la vida nocturna, el baile, la energía de las multitudes en la milonga. Era su elemento, su espacio de auténtica expresión. Como se describe en el cuento, ella "estaba armada para el tango, nacida de arriba abajo para la farra." Su "cielo" no era un lugar etéreo, sino la pista de baile, los salones llenos de humo y sudor, la música y el movimiento frenético. Sin embargo, en vida, nunca pudo disfrutar plenamente de este anhelo, atada por las convenciones, por Mauro, y por su pasado.

Es en el clímax del relato, en la fantástica aparición final en el Santa Fe Palace (una milonga que Marcelo describe como un "infierno de parque japonés" y un lugar de "monstruos"), donde Celina finalmente encuentra su verdadero "cielo". En ese instante, liberada de las ataduras de Mauro y de su previa vida como "objeto sexual", Celina aparece bailando, plena y feliz. Es una epifanía, un momento de pura dicha donde puede hacer lo que amaba y para lo que parecía estar destinada: vivir bailando. Esta visión no es una imagen de un cielo cristiano, sino la manifestación de un paraíso personal, una liberación del alma a través del arte y la expresión corporal, un estudio de la existencia más allá de las convenciones. La "Puerta del Cielo" para Celina no es una entrada al más allá, sino el acceso a su propia esencia, a su libertad más profunda, un momento de éxtasis que trasciende la muerte.
El final del cuento deja a Marcelo y Mauro presenciando esta visión. Marcelo, el intelectual, comprende la magnitud de lo que ha visto, el "cielo" de Celina. Mauro, en cambio, intenta alcanzarla, buscando a la mujer que se parecía a Celina, incapaz de comprender la naturaleza metafórica y fantástica de la aparición. Él "perdía su tiempo, que volvería agobiado y sediento sin haber encontrado las puertas del cielo entre ese humo y esa gente." Esta diferencia en la comprensión subraya la brecha entre la sensibilidad intelectual y la vivencia más directa y, a veces, ingenua de los personajes populares.
Tabla Comparativa: Dos Visiones de las "Puertas del Cielo"
Para entender mejor la riqueza de la metáfora, contrastemos las dos concepciones de las "Puertas del Cielo":
| Aspecto | Tradición Cristiana (Pearly Gates) | Cuento de Cortázar ("Las puertas del cielo") |
|---|---|---|
| Origen | Apocalipsis 21:21 (Nueva Jerusalén) | Visión personal y social de Julio Cortázar |
| Naturaleza | Umbral literal al Cielo/Paraíso eterno | Metáfora de liberación personal y social |
| Guardián | San Pedro (en la cultura popular) | Ninguno; acceso a través de la propia esencia |
| Ubicación | Cielo, más allá de la vida terrenal | Una milonga (Santa Fe Palace), en Buenos Aires |
| Significado Principal | Recompensa divina, vida después de la muerte | Realización del deseo más profundo, autenticidad |
| Elemento Sobrenatural | Existencia de un reino celestial | Aparición espectral de Celina bailando |
| Acceso | A través de la fe y las buenas obras | A través de la pasión y la liberación del ser |
| Temática Central | Salvación, juicio final, eternidad | Crítica social, identidad, libertad, destino |
Preguntas Frecuentes sobre "Las puertas del cielo"
¿Quién escribió "Las puertas del cielo"?
El cuento "Las puertas del cielo" fue escrito por el renombrado autor argentino Julio Cortázar. Es parte de su célebre colección de relatos, donde explora temas como el fantástico, la identidad y la realidad a través de un estilo innovador y desafiante.
¿Qué tipo de cuento es "Las puertas del cielo"?
Es un cuento fantástico, y uno de los últimos de este género en el libro al que pertenece. Su particularidad radica en que el elemento sobrenatural o fantástico no se manifiesta hasta el final de la narración, sirviendo para explicar el título y la idea de "cielo". Además, es notable por su fuerte componente de crítica socio-política antiperonista, una característica que lo hace único y original dentro de la obra de Cortázar.
¿Qué representan los personajes en el cuento?
Los personajes encarnan las tensiones sociales y políticas de la Argentina de la época. Marcelo Hardoy representa a la clase alta intelectual y antiperonista, con la que Cortázar se identifica. Celina y Mauro, por otro lado, simbolizan a la clase baja y el movimiento peronista, con sus particularidades culturales y sociales. La interacción entre ellos es un reflejo de las brechas y los prejuicios entre estos estratos.

¿Cuál es la crítica política en la obra?
La crítica política es antiperonista. Cortázar, a través de la mirada de Marcelo Hardoy, expone una visión de los peronistas de clase baja como ruidosos, "brutos" en su hablar, movilizados en masa y "viciosos", contrastándolos con la figura del intelectual. Aunque Marcelo siente una compleja mezcla de atracción y fascinación por ellos, su perspectiva revela un juicio y una distancia que reflejan las tensiones sociales y la oposición de ciertos sectores intelectuales al peronismo de la época.
¿Cómo se relaciona el título con el final del cuento?
El título "Las puertas del cielo" se relaciona de manera metafórica y sorprendente con el final. La "puerta del cielo" de Celina no es un lugar religioso, sino su liberación y realización personal a través del baile y la vida nocturna. En la escena final, su aparición fantástica bailando en la milonga es la manifestación de su verdadero "cielo", el lugar donde podía ser auténticamente ella misma, libre de las imposiciones de su vida terrenal y su pasado. Es un cielo individual y terrenal, no trascendente.
Conclusión: La Riqueza de una Metáfora Redefinida
"Las puertas del cielo" es mucho más que una frase; es una metáfora dinámica que, en manos de un genio como Julio Cortázar, se transforma y adquiere nuevas capas de significado. Desde su origen como un símbolo de la recompensa divina en la tradición cristiana, hasta su reinvención como un umbral hacia la liberación personal y una crítica social mordaz en la literatura, esta expresión nos demuestra el poder del lenguaje para redefinir nuestras percepciones.
El cuento de Cortázar nos invita a reflexionar sobre qué constituye realmente nuestro "cielo": ¿es un destino post-mortem o es una condición de existencia en la que somos plenamente nosotros mismos, liberados de las ataduras y las expectativas? La "puerta" no es solo un acceso, sino también una revelación, un momento de comprensión profunda sobre la naturaleza humana, la sociedad y la búsqueda incesante de la felicidad. Al final, las "puertas del cielo" se abren no solo hacia la eternidad, sino también hacia la compleja y a menudo contradictoria realidad de nuestra propia existencia, donde el paraíso puede encontrarse en los lugares más inesperados, incluso en una ruidosa milonga porteña.
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