¿Las personas autistas hablan en metáforas?

Metáforas y Autismo: Un Vínculo Inesperado

24/02/2020

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En el vasto y complejo universo de la comunicación humana, las metáforas actúan como puentes, conectando ideas dispares y enriqueciendo nuestro entendimiento del mundo. Sin embargo, cuando hablamos del autismo, a menudo surgen preconcepciones sobre la literalidad y la falta de comprensión figurada. ¿Qué sucede realmente en la mente de una persona autista cuando se enfrenta a una metáfora? ¿Y cómo influye esto en la forma en que el mundo los percibe y se comunica con ellos? Este artículo se adentra en la fascinante intersección entre el Trastorno del Espectro Autista (TEA) y el lenguaje figurado, desvelando hallazgos sorprendentes sobre la creatividad verbal y la importancia de un lenguaje inclusivo y respetuoso.

¿Cuál es la metáfora del iceberg para el autismo?
El modelo plantea que somos como icebergs, y nuestro comportamiento superficial es visible para los demás . Los factores que impulsan nuestro comportamiento suelen estar ocultos bajo la superficie. Esto significa que los comportamientos que pueden resultar desafiantes, en este caso, en niños autistas, pueden no ser siempre claros ni evidentes.
Índice de Contenido

El Lenguaje que Cura y Conecta: Cómo Referirnos al Autismo

La forma en que nos referimos a las personas es fundamental, y en el contexto del autismo, el debate entre "persona con autismo" y "persona autista" es un claro ejemplo de cómo el lenguaje moldea la percepción. Ambas expresiones son válidas, y cada una cuenta con argumentos sólidos que reflejan diferentes perspectivas sobre la identidad y la condición.

"Persona con Autismo": Priorizando la Persona

La Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas, junto con organismos como el CERMI, promueve el uso del "lenguaje de la persona primero". Esto significa anteponer la palabra "persona" a su condición o diagnóstico, como en "persona con discapacidad" o "persona con autismo". La lógica detrás de esta elección es que la discapacidad o el autismo se entienden como una situación o una característica que tiene la persona, no como su definición central. Se busca enfatizar la individualidad y la dignidad de la persona por encima de su condición, alejándose de una visión que patologiza o reduce al individuo a su diagnóstico. Desde esta perspectiva de derechos humanos, el autismo no es una enfermedad que "hay que curar", sino una parte de la diversidad humana que requiere un entorno adaptado y comprensivo.

"Persona Autista": Afirmando la Identidad

Por otro lado, un número creciente de personas dentro del espectro del autismo, y sus defensores, prefieren referirse a sí mismas como "autistas". Esta elección se basa en el "lenguaje de la identidad primero", que considera el autismo como una parte intrínseca e inseparable de su identidad, algo que son, no algo que tienen o padecen. Para ellos, el autismo es una forma fundamental de ser, de procesar el mundo, de pensar y de interactuar. Argumentan que la fórmula "persona con" puede, paradójicamente, contribuir al estigma al separar la condición de la identidad, sugiriendo que el autismo es una carga o un añadido externo. Para quienes abrazan esta perspectiva, ser autista es una parte fundamental de su neurodiversidad y motivo de orgullo.

Respeto y Diversidad en el Lenguaje

Ante esta diversidad de preferencias, la posición de organizaciones como Autismo Europa y Autismo España es clara: lo más importante es el respeto. Si bien algunas personas y familias prefieren el lenguaje de la persona primero, otras se autodenominan "autistas". Ambas expresiones son igualmente válidas, y la clave radica en escuchar y respetar la elección individual, especialmente si somos personas neurotípicas (sin diagnóstico de autismo). El objetivo siempre debe ser utilizar un lenguaje respetuoso, que promueva una imagen positiva y real de las personas con autismo y favorezca su inclusión, evitando términos que puedan resultar ofensivos.

Términos y Expresiones a Evitar

Para fomentar un lenguaje inclusivo y preciso, es crucial evitar ciertas expresiones que pueden ser hirientes o perpetuar estereotipos:

  • Uso peyorativo de «autismo» o «autista»: Frases como “este Gobierno es autista” o “el comportamiento autista de esta persona”, usadas para descalificar, son profundamente ofensivas. Las características del TEA son inherentes a la condición, no conductas elegidas o intencionadas.
  • «Enfermedad»: El TEA no es una enfermedad. Es una condición del neurodesarrollo que acompaña a la persona a lo largo de toda su vida.
  • «Padecer autismo» o «sufrir autismo»: Estos verbos implican una connotación negativa y se vinculan con enfermedades. Es preferible usar “presentar TEA”, “tener autismo”, “estar en el espectro autista/del autismo” o “ser autista”.
  • «Personas con un desarrollo normal»: Para referirnos a quienes no presentan TEA, es más adecuado emplear expresiones como “personas con desarrollo típico” o “personas neurotípicas”.

Un lenguaje adecuado no solo es una cuestión de corrección, sino una herramienta poderosa para promover la comprensión, la aceptación y la plena inclusión de las personas autistas en la sociedad.

La Mente Autista y el Universo de las Metáforas: Una Sorprendente Creatividad Verbal

Durante mucho tiempo, se ha sostenido la creencia de que las personas autistas tienen dificultades inherentes para comprender el lenguaje figurado, como la ironía, el sarcasmo o las metáforas, y que tienden a interpretarlo de manera estrictamente literal. Si bien es cierto que algunos estudios iniciales y experiencias anecdóticas apoyaban esta idea, investigaciones más recientes y profundas están revelando una realidad mucho más matizada y, en algunos aspectos, sorprendente.

De la Comprensión a la Generación

La investigación sobre la creatividad en personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) ha evolucionado. Mientras que los estudios iniciales se centraron principalmente en la comprensión deficiente del lenguaje metafórico, y a menudo en habilidades no verbales, un nuevo enfoque examina la capacidad de las personas autistas para generar metáforas. Y aquí es donde los hallazgos se vuelven particularmente interesantes.

Un estudio pionero llevado a cabo por Mashal y Kasirer (2011) con niños, y posteriormente por Hermann et al. (2013) con adultos, comenzó a desafiar la noción de una deficiencia generalizada en la comprensión. Descubrieron que, si bien podía haber diferencias en la comprensión de metáforas convencionales (aquellas que ya están codificadas en el léxico mental, como "lengua afilada"), la capacidad para comprender metáforas novedosas (que requieren una interpretación en línea y la creación de nuevas conexiones semánticas, como "trozos de alegría") era similar entre los participantes con TEA y sus pares neurotípicos.

Este hallazgo sugiere que la habilidad para establecer conexiones semánticas creativas entre conceptos aparentemente no relacionados podría no estar tan afectada como se pensaba. De hecho, la parte más reveladora de la investigación de Mashal y Kasirer con adultos fue que los participantes con TEA no solo comprendían metáforas novedosas, sino que llegaron a generar más metáforas creativas en comparación con el grupo de control. Esto apunta a una creatividad verbal única en el autismo, un área que apenas se está comenzando a explorar.

El Rol de las Funciones Ejecutivas y la Inteligencia Fluida

La capacidad de generar metáforas no es sencilla; implica un complejo proceso cognitivo. Se requiere seleccionar una propiedad, buscar vehículos semánticos adecuados, inhibir información irrelevante y evaluar si la metáfora transmite el significado y el tono deseado. Las funciones ejecutivas (como la planificación, la flexibilidad cognitiva, la memoria de trabajo y la inhibición) son cruciales en este proceso.

Si bien la evidencia sobre la disfunción ejecutiva en el autismo ha sido equívoca en el pasado, estudios recientes sugieren que estas funciones pueden influir en la comprensión y generación de metáforas. Se ha propuesto que la generación de metáforas convencionales puede estar ligada al conocimiento general o el vocabulario, mientras que la generación de metáforas novedosas está más relacionada con la inteligencia fluida y los procesos ejecutivos. Curiosamente, la investigación ha indicado que la inteligencia no verbal puede predecir la calidad creativa de las metáforas novedosas generadas.

Desafiando Preconcepciones sobre la Creatividad

Tradicionalmente, la investigación sobre la creatividad en el autismo se ha centrado en tareas no verbales, a menudo documentando un desempeño deficiente, especialmente en aquellas que implican imaginación. Sin embargo, estudios como el de Liu et al. (2011) desafían esta visión, mostrando que la imaginación no es el único motor de la creatividad. En tareas de pensamiento divergente, algunos niños con síndrome de Asperger demostraron mejor elaboración y originalidad que sus pares neurotípicos. Esto, combinado con la sorprendente capacidad de generar metáforas novedosas, nos obliga a reevaluar y expandir nuestra comprensión de la creatividad en el espectro autista. Lejos de ser meramente literales, muchas personas autistas poseen una capacidad innata para tejer conexiones semánticas innovadoras, revelando una forma de pensamiento que es, en sí misma, una obra de arte conceptual.

¿Cómo nos podemos referir a una persona autista?
Siguiendo este argumento, lo correcto para referirse a una persona que presenta TEA sería \u201cpersona con autismo\u201d, «persona en el espectro del autismo» o \u201cpersona con TEA/ trastorno del espectro del autismo\u201d.

El Iceberg del Autismo: Más Allá de lo Visible

Una metáfora particularmente útil para comprender el autismo es la del iceberg. En este modelo, el comportamiento de una persona, especialmente el que puede resultar desafiante, es como la punta del iceberg: es lo único que vemos en la superficie. Sin embargo, los factores que impulsan ese comportamiento, las razones subyacentes, están ocultos bajo la superficie del agua, siendo invisibles para los demás.

Aplicada al autismo, esta metáfora nos enseña que las acciones o reacciones de una persona autista que pueden parecer "extrañas", "inapropiadas" o "sin motivo" son, en realidad, la manifestación visible de necesidades, sensibilidades, dificultades de procesamiento sensorial, ansiedad o sobrecarga que no son evidentes a simple vista. Por ejemplo, una crisis sensorial puede manifestarse como un berrinche, pero la causa subyacente es una hipersensibilidad al ruido que la persona está experimentando. Comprender la metáfora del iceberg nos invita a mirar más allá del comportamiento superficial, a investigar las causas ocultas y a abordar las necesidades reales, fomentando así la empatía y estrategias de apoyo más efectivas.

Un Vistazo al Espectro: Formas de Expresión y Percepción

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición del neurodesarrollo que afecta la forma en que una persona percibe el mundo y se relaciona con los demás. El término "espectro" es crucial, ya que abarca una amplia gama de síntomas y niveles de gravedad, lo que significa que no hay dos personas autistas iguales. Desde la comunicación verbal hasta la interacción social y los patrones de comportamiento, las manifestaciones son diversas y únicas para cada individuo.

Comunicación e Interacción Social

Las dificultades en estas áreas son características centrales del TEA, aunque varían enormemente. Algunos niños pueden mostrar signos tempranos como una menor respuesta a su nombre o falta de contacto visual. Otros pueden desarrollar el lenguaje y luego perder habilidades. Las manifestaciones comunes incluyen:

  • Dificultad para iniciar o mantener conversaciones, o solo hablar para pedir o nombrar cosas.
  • Uso de un tono o ritmo de voz inusual (monótono, cantarino o robótico).
  • Repetición de palabras o frases (ecolalia) sin comprender su uso contextual.
  • Dificultad para entender preguntas o indicaciones simples.
  • Poca expresión de emociones o dificultad para reconocer las de los demás.
  • Problemas para interpretar señales no verbales como expresiones faciales o posturas corporales.
  • Resistencia al contacto físico o preferencia por el juego solitario.

Patrones de Comportamiento Restringidos y Repetitivos

Además de las particularidades en la comunicación, las personas autistas a menudo presentan patrones de comportamiento, intereses o actividades que son repetitivos y limitados. Estos pueden manifestarse como:

  • Movimientos repetitivos, como balancearse, girar o aletear con las manos (autoestimulación o "stimming").
  • Adhesión estricta a rutinas o rituales y una fuerte alteración ante el mínimo cambio.
  • Intereses intensos y absorbentes en temas específicos (por ejemplo, trenes, dinosaurios, sistemas).
  • Sensibilidades sensoriales inusuales: hipersensibilidad (a la luz, sonidos, texturas) o hiposensibilidad (indiferencia al dolor o la temperatura).
  • Dificultades en la coordinación motora o patrones de movimiento inusuales.
  • Fascinación por los detalles de un objeto, ignorando su propósito general.

Es importante recordar que estas características no son "defectos", sino formas diferentes de procesar e interactuar con el mundo. El autismo es una condición de por vida, y aunque no tiene una "cura", las intervenciones tempranas y un entorno comprensivo pueden marcar una diferencia significativa en el desarrollo de habilidades y la calidad de vida.

Preguntas Frecuentes sobre el Autismo y el Lenguaje

¿Es el autismo una enfermedad?

No, el autismo no es una enfermedad. Es una condición del neurodesarrollo. Esto significa que es una forma diferente en que el cerebro se desarrolla y funciona. Las personas nacen con autismo y les acompaña a lo largo de toda su vida. Usar el término "enfermedad" puede ser estigmatizante y conduce a la idea errónea de que necesita ser "curado".

¿Debo decir "persona autista" o "persona con autismo"?

Ambas expresiones son válidas y aceptadas. "Persona con autismo" es el lenguaje de la persona primero, promovido por organizaciones de derechos para enfatizar que la persona no se define por su condición. "Persona autista" es el lenguaje de la identidad primero, preferido por muchas personas autistas porque ven el autismo como una parte inherente de su identidad. Lo más respetuoso es preguntar o usar la preferencia de la persona si la conoces. Si no, ambas son aceptables, pero siempre con respeto.

¿Las personas autistas son siempre literales?

No necesariamente. Si bien algunas personas autistas pueden tener una preferencia o tendencia hacia la interpretación literal, la investigación reciente sugiere que no es una regla universal. Estudios demuestran que muchas personas autistas pueden comprender metáforas novedosas tan bien como las personas neurotípicas, e incluso pueden mostrar una capacidad superior para generación de metáforas creativas. La complejidad del autismo significa que la literalidad puede variar de una persona a otra y en diferentes contextos.

¿Qué significa la metáfora del iceberg para el autismo?

La metáfora del iceberg sugiere que los comportamientos visibles de una persona autista (la punta del iceberg) son solo una pequeña parte de lo que realmente está sucediendo. Debajo de la superficie (la mayor parte del iceberg) se encuentran las razones subyacentes, como sensibilidades sensoriales, ansiedad, dificultades de procesamiento o sobrecarga, que impulsan esos comportamientos. Esta metáfora nos anima a buscar las causas ocultas de los comportamientos, en lugar de juzgar solo lo que se ve, promoviendo una comprensión más profunda y empática.

¿Cómo puedo comunicarme mejor con una persona autista?

La clave es la claridad, la paciencia y el respeto. Intenta ser directo y específico. Algunas personas autistas pueden beneficiarse de la comunicación visual o escrita. Evita el sarcasmo o la ironía si no estás seguro de que la persona los comprenda. Respeta sus límites sensoriales y sus necesidades de espacio o rutina. Sobre todo, sé abierto a aprender de la persona misma y a adaptar tu estilo de comunicación a sus preferencias individuales.

La comprensión del autismo, y de cómo las personas en el espectro perciben y se expresan, es un camino de aprendizaje continuo. Al adoptar un lenguaje respetuoso y reconocer la diversidad de pensamiento, incluida la sorprendente capacidad para el lenguaje figurado, construimos puentes hacia una sociedad más inclusiva y empática. El autismo no es una limitación, sino una forma diferente de existencia que enriquece la complejidad de la experiencia humana.

Esperamos que este artículo haya iluminado aspectos cruciales de la comunicación y el autismo, invitándote a reflexionar y a contribuir a un diálogo más informado y respetuoso.

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