¿Cómo define Émile Durkheim el objeto de estudio de la sociología?

La Acción Humana en Durkheim: Una Nueva Lectura

05/10/2021

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Émile Durkheim, una figura monumental en la fundación de la sociología, es frecuentemente encasillado como el arquitecto de una visión estructuralista de la sociedad, donde el individuo es poco más que un receptáculo pasivo de las fuerzas sociales. Las interpretaciones canónicas de su obra suelen destacar la poderosa influencia de la totalidad social sobre los individuos, relegando la acción humana a una mera respuesta a determinaciones externas. Sin embargo, esta visión, aunque pedagógicamente útil, a menudo simplifica en exceso la riqueza y complejidad de su pensamiento. Este artículo se propone desafiar esa lectura esquemática, adentrándose en los matices de la obra durkheimiana para desvelar los elementos de una teoría de la acción humana que, aunque no siempre explícitamente formulada, permea sus análisis más profundos y concretos. Veremos cómo, lejos de disolver la agencia individual, Durkheim nos ofrece un marco para comprender cómo las personas actúan, eligen y dan sentido a su mundo dentro de los moldes sociales que las constituyen.

¿Qué es la teoría de la socialización de Durkheim?
La teoría de la socialización nombre que le asigna a la explicación elaborada por Durkheim, para aprender a vivir en sociedad, permite entender cómo se logra la adquisición de los valores, ideas, creencia y normas que regulan la vida de la sociedad (López, 1994, p. 11).

Índice de Contenido

El Hecho Social y la Semilla de la Acción

La piedra angular de la sociología durkheimiana es el concepto de hecho social, definido como “maneras de hacer, de pensar y de sentir, exteriores al individuo y que están dotadas de un poder de coerción en virtud del cual se le imponen”. A primera vista, esta definición parece cimentar la imagen de un individuo subyugado por la sociedad. No obstante, una lectura atenta revela que el énfasis no solo recae en la exterioridad y la coerción, sino también en las “maneras de hacer”. Esto implica que, incluso en la más coercitiva de las situaciones, existe un componente de actividad humana. Lo social, para Durkheim, reside en el “modo”, la “manera”, la “forma” en que se realizan estas acciones, pero estas acciones son, en última instancia, efectuadas por individuos, ya que “la sociedad solo se compone de individuos”.

Esta perspectiva nos permite reconocer que las actividades humanas son un resorte necesario para la producción y reproducción de la sociedad. Durkheim mismo afirmó que “las cosas sociales solo se realizan por medio de los hombres; son un producto de la actividad humana”. Esta idea, a menudo pasada por alto, sugiere una dialéctica fundamental: si bien la sociedad moldea al individuo, es a través de las acciones y reacciones individuales que la vida mental colectiva se genera y se sostiene. La regulación social no es una imposición mecánica; más bien, define el sentido de la acción al situarla en un sistema de clasificaciones. Las reglas, partículas básicas de la moral, el derecho y la costumbre, no se imponen de forma absoluta. El individuo puede apartarse de ellas, lo que da origen a la falta moral o al delito, demostrando que la acción individual es un componente activo en la dinámica social, incluso en su desviación.

La Acción: Más Allá de la Mera Obediencia

La relación entre la acción y las reglas que la organizan es un eje central en el pensamiento de Durkheim. Él sostiene que “las reglas del método son a la ciencia lo que las reglas del derecho y de las costumbres son a la conducta; dirigen el pensamiento del científico como las segundas gobiernan las acciones de los hombres”. Esta analogía subraya que la acción no es arbitraria; está guiada por normas. Sin embargo, Durkheim va más allá de la simple dicotomía obediencia/desobediencia, proponiendo una clasificación de los tipos de acción que revela un espacio para la agencia individual.

Según Durkheim, existen acciones morales, que se atienen a reglas preestablecidas y se sitúan en el ámbito del deber. Estas acciones son “prescritas” y se realizan conforme a una norma. Pero, crucialmente, también reconoce la existencia de acciones no morales. Dentro de estas últimas, distingue dos categorías. Primero, las “conductas inmorales” o “desviadas”, que son aquellas que se apartan de una regla existente. Estas violaciones, desde una simple transgresión de la costumbre hasta un delito, solo tienen sentido en relación con la norma que las define. Son, por tanto, un tipo de acción orientada por normas, aunque en sentido negativo.

El tercer tipo de acción es el más revelador para comprender la agencia individual: la acción “no-moral” o “proyecto”. Durkheim explica: “Un programa de acción que nos trazamos nosotros mismos, que solo depende de nosotros, que podemos siempre modificar, es un proyecto, no una regla”. Este tipo de conducta, decidida y proyectada sin la imposición directa de imperativos morales o reglas preexistentes, introduce la idea de una esfera de acción donde el individuo ejerce una iniciativa más autónoma. Aunque Durkheim lo considera un caso marginal en su sociología, su mera mención abre una ventana a la posibilidad de que la acción humana no siempre esté completamente predeterminada por las estructuras sociales.

La Semántica Oculta de la Acción Durkheimiana

A menudo, la imagen de Durkheim como un determinista social se ve desafiada por sus propias descripciones, particularmente cuando se adentra en análisis más narrativos y menos programáticos. En estos pasajes, Durkheim se sirve de una “semántica natural de la acción” que incluye términos como “medio”, “fin”, “elección”, “voluntad” y “motivo”. Por ejemplo, al hablar de la relación entre medios y fines, afirma: “en cierto modo, todo medio es en sí mismo un fin; pues para ponerlo en práctica hay que quererlo tanto como se quiere al fin cuya realización prepara. Siempre hay varios caminos que conducen a una meta determinada; por lo tanto, es necesario elegir entre ellos”. Esta frase es paradigmática de una teoría de la acción, reconociendo la deliberación y la elección individual.

¿Cómo describe la estructura social Émile Durkheim?
Para Durkheim, la sociedad está estructurada alrededor de un conjunto de pilares que se manifiestan a través de expresiones. Así, se acerca al Dios de Spinoza tal como fue tomado posteriormente por el estructuralismo, que encuentra así en este autor antecedentes y fundamentos.

Durkheim también exploró los “motivos” de la acción. En su análisis de la moral, distingue entre actuar por “respeto al deber” y por “amor del bien”, reconociendo que rara vez se actúa por un motivo puro, sino por una combinación de ambos, incluso con una “inclinación natural de su sensibilidad”. Otros motivos que menciona incluyen el “amor a la gloria” o el “egoísmo”. Estos ejemplos demuestran que Durkheim, como observador sensible de la vida social, era consciente de la complejidad de las motivaciones humanas, a pesar de su programa epistemológico de centrarse en las causas sociales.

Un pasaje particularmente revelador, aunque arbitrariamente resuelto por Durkheim, es su reconocimiento de que “los fenómenos psíquicos solo pueden tener consecuencias sociales cuando están tan íntimamente unidos con fenómenos sociales que la acción de unos y otros se confunden necesariamente… Así, un funcionario es una fuerza social, pero es al mismo tiempo un individuo. De ello resulta que puede servirse de la energía social de la cual es portador, en un sentido determinado por su propia naturaleza individual y, de este modo, puede ejercer una influencia sobre la constitución de la sociedad. Eso es lo que sucede a los hombres de genio”. Aunque limita esta capacidad transformadora a figuras excepcionales, la noción misma de que individuos pueden influir en la sociedad a través de su acción personal es una grieta en la armadura del determinismo absoluto y sugiere una capacidad de agencia relativa para todos los miembros de la sociedad.

La Acción en la Práctica: Ejemplos Concretos

La teoría de la acción en Durkheim se especifica y enriquece al observar cómo analiza comportamientos humanos concretos. Lejos de ser meras abstracciones, sus estudios empíricos revelan una comprensión profunda de la agencia individual en el marco social.

Suicidarse

Aunque El Suicidio se centra en las tasas sociales de este fenómeno, Durkheim debe, por necesidad, definir el acto individual para poder contabilizarlo. Lo define como “todo caso de muerte que resulta directamente o indirectamente de un acto positivo o negativo realizado por la víctima con conocimiento de causa del resultado que habría de producir”. Esta definición introduce un elemento crucial de la teoría de la acción: la intencionalidad y la reflexividad. El suicidio implica que el agente es consciente de las consecuencias de su acción. Aunque Durkheim niega que el fin perseguido por el agente sea la única definición del acto (un mismo movimiento puede tener múltiples fines), la necesidad de que el agente conozca el resultado de su conducta es un reconocimiento explícito de un componente de agencia y conciencia individual.

Educar

Durkheim dedicó gran parte de su carrera al estudio de la educación, definiéndola como “la acción ejercida por las generaciones adultas sobre aquellas que no están todavía maduras para la vida social”. En este proceso, el maestro, encarnando una fuerza social, convierte las predisposiciones naturales del niño en una personalidad adecuada para la vida social. Aquí, términos como “fines”, “medios”, “potencia eficaz”, “poder”, “influencia” y “autoridad” son centrales. Sorprendentemente, Durkheim amplía el concepto de educación más allá de la instrucción formal, afirmando que se realiza a través de “miles de pequeñas acciones imperceptibles que se producen a cada instante”. Esta observación introduce la dimensión de la interacción cotidiana y la agencia de individuos comunes, no solo de “grandes hombres”. El maestro elige entre “mil medios de acción que puede modular y matizar hasta el infinito” para lograr sus fines, lo que subraya la variedad de elecciones y estrategias disponibles para el agente social.

Adorar a los Dioses

En Las Formas Elementales de la Vida Religiosa, Durkheim define la religión como un conjunto de mitos (creencias) y ritos (acciones). “Las primeras son estados de opinión, consisten en representaciones; los segundos son modos de acción determinados. La diferencia entre estas dos clases de hechos es aquella que separa el pensamiento del movimiento”. Esta distinción es fundamental: las creencias, las representaciones colectivas, se manifiestan y cobran existencia a través de los ritos, que son modos de acción. La acción es inseparable de las creencias que la informan, pero, a su vez, las creencias solo se recrean y perpetúan mediante la práctica ritual. Esta mutua constitución entre pensamiento y movimiento, entre representación y acción, es un pilar de la teoría social durkheimiana y demuestra la centralidad de la acción en la vida religiosa y, por extensión, en toda la vida social.

¿Qué es la metáfora en biología?
Metáfora. Proyecciones analógicas de ideas a situaciones en las que no se aplican literalmente . En biología, se utilizan aspectos de sistemas familiares para construir modelos que permitan comprender mejor un sistema biológico objetivo, basándose en los aspectos familiares del sistema fuente 62, 63.

Tabla Comparativa: Visiones de la Acción en Durkheim

Para comprender mejor la relectura propuesta, es útil contrastar la interpretación tradicional de Durkheim con la que este artículo busca promover:

AspectoVisión Tradicional (Determinista)Nueva Lectura (Agencia y Acción)
Hecho SocialCoerción externa que anula la individualidad.Modos de hacer que, aunque coercitivos, requieren la actividad individual.
IndividuoSujeto pasivo, mero reflejo de la sociedad.Agente que actúa, elige (en ciertos límites) y da sentido.
AcciónComportamiento predeterminado, sin espacio para la intención.Orientada por reglas, pero con tipos (moral, inmoral, no-moral) que implican elección y proyecto.
LenguajeAbstracciones conceptuales y programáticas.Rico en semántica de la acción (medios, fines, motivos) en análisis concretos.
Cambio SocialResultado de fuerzas estructurales impersonales.Posibilidad de influencia individual, especialmente de figuras con autoridad social.

Preguntas Frecuentes sobre la Teoría de Durkheim y la Acción

¿Durkheim negaba la libertad individual?

La visión tradicional de Durkheim a menudo sugiere una negación total de la libertad individual, dado su énfasis en la coerción social. Sin embargo, una lectura más profunda revela que, si bien Durkheim sostenía que la sociedad impone modos de actuar y pensar, también reconocía que la autonomía no consiste en rebelarse contra estas necesidades, sino en comprenderlas y aceptarlas con conocimiento de causa. Además, su distinción entre acciones morales, inmorales y no-morales (proyectos) deja un resquicio para la elección y la iniciativa, aunque sea en los márgenes o bajo la forma de desviación.

¿Cómo se relaciona la conciencia colectiva con la acción individual?

La conciencia colectiva, para Durkheim, es el conjunto de creencias y sentimientos comunes a los miembros de una sociedad. Esta conciencia no es una entidad abstracta que anula la acción, sino que se manifiesta y se recrea a través de las acciones individuales. Es en las interacciones cotidianas, en los ritos, en la adhesión o el desvío de las normas, donde la conciencia colectiva cobra vida y se reproduce. Las representaciones colectivas definen el sentido de la acción, pero la acción, a su vez, las consolida o las transforma a lo largo del tiempo.

¿Por qué es importante reinterpretar a Durkheim desde la perspectiva de la acción?

Reinterpretar a Durkheim desde la perspectiva de la acción permite una comprensión más completa y matizada de su sociología. Rompe con la caricatura de un pensador puramente determinista y abre su obra a un diálogo más fructífero con otras teorías sociológicas de la acción, como las de Weber o Schütz. Esto enriquece nuestra caja de herramientas teóricas, permitiéndonos analizar la interacción dinámica entre la estructura social y la agencia individual, y cómo se constituyen mutuamente en la vida social.

¿La sociología de Durkheim es solo sobre la estructura?

No, la sociología de Durkheim va más allá de la estructura. Si bien se le reconoce por su enfoque en las estructuras y fenómenos colectivos (como la solidaridad, la anomia o las representaciones colectivas), sus análisis detallados y su uso de la semántica de la acción demuestran que también estaba profundamente interesado en cómo los individuos actúan dentro de esas estructuras. La sociedad, para Durkheim, es un producto de la actividad humana, y la reproducción de sus instituciones depende del concurso de las acciones individuales, aunque estas estén socialmente moldeadas.

Conclusiones

La obra de Émile Durkheim, lejos de ser un monolito determinista, encierra una rica y a menudo subestimada teoría de la acción humana. Al trascender las interpretaciones simplificadas, descubrimos que Durkheim no solo identificó las poderosas fuerzas que moldean a los individuos, sino que también reconoció la capacidad de estos para actuar, elegir y dar sentido a su comportamiento dentro de los marcos sociales. Desde la redefinición de los hechos sociales como “maneras de hacer” hasta el análisis de la intencionalidad en el suicidio, la agencia del maestro en la educación y la mutua constitución entre creencias y ritos, Durkheim nos ofrece una sociología que, si bien enfatiza lo colectivo, nunca pierde de vista el papel indispensable del individuo.

Esta relectura no busca negar la pertinencia de las interpretaciones clásicas que destacan el sociologismo de Durkheim o su preocupación por afirmar la naturaleza sui generis de las totalidades sociales. Más bien, propone un equilibrio, mostrando que en su pensamiento coexiste una preocupación genuina por la acción y la subjetividad. No hay sociología sin la comprensión de los condicionamientos objetivos y las regularidades que rigen la vida social, pero tampoco la hay sin el reconocimiento de que estos son, en última instancia, producidos, reproducidos y, en ocasiones, transformados por las acciones de los seres humanos. Al recuperar esta veta inexplorada de la herencia durkheimiana, no solo enriquecemos nuestra comprensión de un clásico, sino que también fortalecemos las herramientas teóricas para abordar la complejidad de la realidad social contemporánea, donde la interrelación entre estructura y agencia es más crucial que nunca.

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